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Channel: El jardín de las malas hierbas
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Anna vestida de sangre, de Kendare Blake

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Título: Anna vestida de sangre
Autora: Kendare Blake
«Cassio Lowood ha heredado una inusual vocación, la de matar a los muertos. Su padre también lo hacía, hasta que murió truculentamente a manos de un fantasma al que intentaba dar caza. Ahora, armado con el misterioso amuleto de su padre, Cas viaja por Estados Unidos junto a su hechicera madre y un gato que olisquea fantasmas. Siempre tras leyendas populares, intentan acabar con los molestos y crueles espíritus que se cruzan en su camino. Un nuevo caso les lleva a una ciudad en busca de un fantasma al que todos llaman "Anna vestida de sangre". Cass espera lo habitual: persecución, caza y matanza. Pero lo que encuentra es a una chica furiosa atrapada en una maldición, un fantasma distinto a todos los demás. Todavía lleva el vestido del día en que cometieron su brutal asesinato en 1958, un vestido que un día fue blanco y ahora aparece cubierto de sangre. Desde el día de su muerte, Anna ha asesinado a todo aquel que ha osado entrar en la casa abandonada que, una vez, fue su hogar. Pero, por alguna razón, a Cas le perdona la vida».

La verdad es, queridos hierbajos, que últimamente estoy poco motivada para escribir críticas. Me apetece leer, pero sin el trabajo posterior. Así que, sin arrepentimiento alguno, os advierto que esta entrada va a ser corta (:D).

No voy a meterme con la sinopsis en esta ocasión. Salvando algún referente ambiguo, no es una sinopsis particularmente mentirosa.

La trama es básicamente lo que ya nos cuentan: un chico adolescente que se muda a un sitio nuevo atraído por la leyenda de Anna vestida de sangre con el objetivo de matarla, porque se dedica a eso. Anna es un fantasma muy chupi y especial y poderoso y no se carga a Cas (aunque podría) por motivos que nunca llegan realmente a aclararse (por qué nadie lo sabe: lalalala, ¡lo hizo un mago! [era necesario para que la historia no terminase de manera prematura, punto]). Muertes truculentas, adolescentes, hechizos para deshacer la maldición de Anna… Está entretenida, la cosa, en mi opinión. Y es interesante seguir el viaje del héroe, aunque la aparición del malo adicional al final de la novela me parece un pobre intento de reencauzar una historia que ya había terminado. Queda un tanto salido de la manga.

Núcleo no hay, por desgracia. Aunque en el epílogo la autora nos explica que quizá de lo que quería hablar durante la trama es de que «la vida no es justa», cosa que me hubiera parecido un núcleo fantástico para una historia y me hubiera molado mazo leer esta historia con un núcleo así. Lamentablemente, ese núcleo no está lo bastante trabajo en el texto.



De la autoridad no tengo ni quejas ni alabanzas. No he visto ningún recurso específico que apoye un establecimiento de la autoridad: no hay vocabulario específico (más allá de dos o tres palabras), el prota es básicamente un adolescente bastante normaloide al margen de cómo pasa su tiempo libre. El chico tiene mucho monólogo interno (narra en primera persona), así que nos da para ver que sabe cosas de tu «profesión» y tiene estrategias de actuación ya pensadas de veces anteriores, pero ahí se acaba la cosa. Tampoco he visto nada que me diga que el chico no sabe de lo que está hablando.

Los personajes no son nada del otro mundo, pero al menos buscan activamente alejarse de los estereotipos habituales (algunos [bueno, uno de ellos… err, con mayor o menor grado de éxito]): el prota sigue siendo un niño guaperas por el que todo el alumnado femenino babea en cada nuevo sitio al que se muda, los chicos populares son los deportistas (de los cuales tenemos dos gorilas y uno con cerebro, muy a lo Draco Malfoy & Co.), aparece también la chica popular del instituto (pero no es una bitch descerebrada, sino una gran actriz con algo de materia gris e ideas propias) y el rarito de la escuela (que es brujo, o algo por el estilo).

Algunos personajes cambian. Otros se mueren. Y seguimos teniendo una historia adolescente en la que no dejan títere sin pareja. Lo único bueno de este planteamiento es que como la historia va de lo injusta que es la vida, no se extinguen las perdices, pero yo personalmente le tengo un resquemor grande a esa segunda parte prometida por la autora: seguro que se carga lo poco bueno que ha hecho en esta primera entrega.

De la prosa no se puede decir gran cosa. Aparte del uso de un verbo «lentificar» por ahí desmadrado (en lugar de ralentizar) la traducción no me ha saltado a los ojos como ofensiva. El texto tiene de vez en cuando desfamiliarizaciones y selecciones de elementos interesantes, pero sobre todo lo que te encuentras son muchas explicaciones y resumen narrativo. Se consiguen transmitir algunas cosas de manera adecuada, pero luego también te las destripan así que se pierde el efecto.

Y esto es todo hierbajos. Os dije que sería corto.

Tengo media página escasa de apuntes sobre esta lectura y nada especial de lo que reírme, así que me voy a limitar a dejaros mis dos frases favoritas: una, la mejor y otra, la peor.

Frase con la que empieza la novela: «El pelo engominado delata que está muerto». Porque, ya sabéis, los muertos y su obsesión por la estética capilar. Parece ser que, sin saberlo, todo nosotros, en ocasiones, vemos fantasmas.

Y esta que me gusta: «Conduce un Ford Tempo que tiene unos seis tonos distintos de pintura gris y suena como un crío enfadado imitando el ruido de una lancha motora en la bañera». Es encantadora, me lo negaréis.


Chichómetro:¡meeec!

Potabilidad: se puede beber.

Carcajadas: 3/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Sueños y Palabras, Los Mil Libros, El Final de la Historia.

Soundtrack, de Elena Castillo Castro

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Título: Soundtrack. La banda sonora de nuestra vida
Autora: Elena Castillo Castro
«Tras cada canción hay una gran historia de amor.
La vida de Sissi Star [Ortiga: sí, sí, es su nombre real] es un recopilatorio de grandes éxitos musicales, en su mayoría originados por los hermanos Butler. Jamás pensó que al mudarse a Greenwich (Connecticut) su vecino Matty recolocaría los acordes de sus sentimientos mientras Dean los descolocaba. De cantar en el banco de su ventana [Ortiga: y la ventana es de...] pasará a la realidad de triunfar en los mejores escenarios, y para ello, [Ortiga: coloca bien esas comas, anda] Sissi romperá y recompondrá su corazón tantas veces como diferentes combinaciones de notas es capaz de componer. 
Del primer amor al último en 22 tracks que conforman la más bonita de las bandas sonoras para tres corazones destinados a estar juntos».

Tres corazones destinados estar juntos. Oooooh, ¡qué bonitoooo!

Queridos hierbajos, este libro es tan bueno que no puedo señalarle ni un solo fallo. Es perfecto. Maravilloso. ¡Me encanta! ¡Lo meteré en la sección de Olvidados!

Pff. Por favor, ¿por quién me tomáis? ¿De verdad creísteis que comenzaría tan pronto con la demencia senil? Lamento decepcionaros.

Esta sinopsis, hierbajos, es una mentira por selección: no es exactamente falsa, pero está pensada única y exclusivamente desde un punto de vista comercial, con un claro objetivo de ventas (idea del triángulo amoroso, con dos hermanos de por medio para darle más caché y esas cosas). No tengo nada que decir de ella salvo que es vomitivamente pastelosa y que lo de los corazones tiene una solución sangrientamente sencilla.

Total, que tenemos un drama adolescente protagonizado por una chiquilla que se dedica al mundo de la música. Esa es la trama: la muchacha enamorándose de gente, cantando y haciendo giras por el mundo. Me ha resultado un texto ameno y entretenido, pero no tiene ningún valor a nivel narrativo.

Núcleo no hay. Salvo quizá por un retorcido: si no puedes tener al hermano que quieres, termina quedándote con el otro, y así ad nauseam. Dentro de la historia, el desarrollo y bamboleo del romance es comprensible, aunque la protagonista sigue siendo sistemáticamente una persona de lo más egoísta y poco preocupada por los sentimientos ajenos.

La autoridad de la voz narrativa es bastante decente: no hay una especialización en el lenguaje que dé sensación de cátedra, pero la autora se vale de elementos sencillos para ponerle voz a su narrador y, en mi ignorante opinión sobre música, parece que funciona (más que vocabulario especializado, que también hay algo, son interesantes la selección de elementos y los detalles en los que la protagonista repara concerniente al mundillo).



Los personajes tampoco están tan mal.La protagonista es ignorantemente egoísta la mayor parte del tiempo, lo cual le daría un punto bastante nice al personaje si no fuera porque resulta una característica un tanto desproporcionada además de prototípica (chica que se dedica a friendzonear a tope al «mejor amigo» de turno por supuesta ceguera inocente hacia los sentimientos de él, en este caso durante la friolera de seis largos años). Los dos maromos implicados en el (no tan) triángulo amoroso son dos hermanos que, por suerte, no encarnan la dualidad Kirtash-Jack y son más tirando a personajes normales, decentemente esbozados, si bien no demasiado interesantes a nivel narrativo (el único conflicto que tienen es la disputa amor romántico vs. amor fraternal, y no es un conflicto que tenga gran impacto en la trama en todo caso ni les haga cambiar como personas). Mis personajes favoritos son los padres y la hermana de la protagonista: creo que están presentados de manera encantadora al comienzo de la novela a partir de una agradable selección de elementos, aunque tampoco lleguen a ser personajes con ningún tipo de conflicto interesante a nivel narrativo. Luego rondan por el principio de la historia las amigas de instituto de la prota, que tampoco son un completo desastre, pero su relación con Sissi [los padres de esta chica fueron terriblemente crueles, lo sé] no les da ni para tener una sola conversación que yo pueda recordar que no trate del género masculino.

La protagonista, además, está muy interesada en los chicos guapos y no deja correr ocasión de recordárnoslo, a costa de la sensibilidad de su amigo relegado a la friendzone: «… Sin embargo, no luché y lo dejé marchar cabizbajo (al de la friendzone) simplemente porque Mike me sonreía y prefería estar con él. Al fin y al cabo, al día siguiente volveríamos a pasar horas juntos tocando la guitarra (ella y el de la friendzone[referente ambiguo, lo sé]), tal y como llevábamos meses haciendo. Y Mike estaba tan guapo aquella noche…».

No hay un cambio a nivel narrativo en los personajes, dado que carecen de conflictos internos. Todos los personajes tienen sus objetivos conscientes, aunque la protagonista-narradora diga no conocerlos, y todos actúan de acuerdo a estos objetivos. La historia en este caso avanza porque… bueno, porque todo el mundo está esperando a ver lo que tarda la pava en darse cuenta de que el amigo friendzoneado es en realidad «el amor de su vida» de incógnito. Básicamente. Y por en medio se van mucho de gira, cantan y componen, hay escarceos amorosos con terceros (principalmente por parte de ella) y hay drama muy llama(tivo). No hay nada más que tire para hacer avanzar la trama al margen de lo ya mencionado, así que resulta un libro difícil de predecir en cierto sentido (no que sea sorprendente, que no lo es, sencillamente es que no hay ningún rumbo a seguir: la historia sólo se deja arrastrar a la deriva y por el camino van pasando cosas).

La prosa es… decente. Nada que señalarle. Tiene algunas selecciones de elementos bastante interesantes y que funcionan (muy especialmente al comienzo de la novela). Es explicativo, por supuesto, pero lo más llamativo en este caso (al margen de los fallos de referente) es la cantidad de resumen narrativo: este libro es más un resumen de sí mismo que un libro como tal. Aproximadamente el primer cuarto de la novela es relativamente decente, pero a partir de cierto punto las escenas desaparecen casi por entero y nos encontramos tan solo con los largos años de vida de la muchacha entre giras resumidos para mayor conveniencia del lector. Por descontado, no es que narrar con mayor detenimiento ese periodo hubiese sido necesario, ya que la historia de todas formas no tiene nada que contar, pero innecesario o no eso no quita que es resumen narrativo puro y sin edulcorar, a paladas.

Oh, ¿os he dicho que este narrador es de los que se dedican a hacerse spoilers a sí mismos? Pues sí. Como la protagonista está narrando desde algún punto indeterminado del futuro y ya sabe lo que va a suceder, tiene con frecuencia la amabilidad de destripárnoslo por adelantado con frases como: «Lo miré divertida, aquel par de hermanos estaban locos de verdad. ¿Un manager musical? ¡Qué locura! Eso es lo que me parecía: todo un desvarío mental de aquellos dos, pero cuán equivocada estaba yo entonces».

Bueno, tengo pocas cosas apuntadas sobre este libro. Y sí: como podéis observar, estoy con ánimo de críticas cortas. A partir de este punto, there be spoilers, procede bajo tu responsabilidad:

La prota contrata para su banda a una corista que se llama Mary Sue. Este personaje nunca más vuelve a asomar la cabeza, pero me hizo demasiada gracia ver el guiño.

Elecciones de vocabulario que se te clavan en las RETINAS:«Era tierno, noble, un buen hijo, y a su madre se le humedecían las córneas de pensar que volvía a marcharse durante una buena temporada».

La protagonista y su actitud por defecto:«Quizá mi novio no fuese el mejor del mundo, pero tenía la mejor banda, a Matty y, desde luego, unos padres insuperables». Esto lo dice porque el novio no ha querido acompañarla en su siguiente gira, de siete meses, tras haber estado con ella en la anterior, de cinco. Desde luego, qué novio tan malo y egoísta, que quiere mantener su vida y su propio negocio sin tener que ir persiguiendo a su novia por todo el planeta, encerrado en los hoteles sin posibilidad de turismo para que los paparazi no se los coman. Desde luego, ¡un monstruo!

Me horrorizó en grado sumo cuando finalmente la prota y el hermano friendzoneado follan y ella está megaborracha (él no ha bebido ni gota). De hecho, después él ni siquiera está seguro de si ella se acuerda del episodio. Esta escena es… ggg… peliaguda, vamos a decirlo así. Me parece terrible a muchísimos niveles. Si él la ve tan borracha que ni siquiera está seguro de que al día siguiente se vaya a acordar, por mucho que sea ella la que se lance al cuello de él en primer lugar, esto sigue siendo en mi opinión un aprovecharse de la situación clarísimo. Y me espanta, por no decir algo peor. Bueno, mira, ¿sabéis qué? Que me la suda: voy a decir algo peor. Últimamente estoy leyendo mucha literatura feminista y la verdad es que estoy sensible con el tema. Si ella está borracha hasta el punto en que no se puede confiar en que recuerde el episodio, claramente no está en condiciones de dar el consentimiento; si no hay consentimiento, esto se llama violación. El personaje de él no es ningún monstruo que esté obligándola a nada, pero esta situación no es aceptable. Ya basta de romantizar estas mierdas. He dicho.

Y… ¡plot twist muy twisted! El hermano friendzoneado tiene cáncer. Porque todo el mundo sabe que si lo que quieres es una historia de amor dramática, al menos uno de los implicados tiene que estar en proceso de diñarla. No falla.

Al final de la historia después de que el hermano en cuestión consiga salir de la friendzone y finalmente muera, la prota termina sustituyéndolo por el otro hermano. Y esto tiene lugar con un desenlace bastante desagradable en mi opinión, porque ella tiene una pensamiento tipo (esto no es una cita) «cada vez que le diga "te quiero" al hermano nº2, una parte de ese "te quiero" será para él y otra será para el hermano nº1". Pobre hermano nº2, francamente, nadie se merece vivir eternamente a la sombra del exmarido muerto. Este libro tiene algunos planteamientos morales que me dan escalofríos.

Chichómetro:nope!

Potabilidad: diría que se puede beber, pero, por otro lado... aquí hace falta un warning contra la #CulturaDeLaViolación y otros planteamientos morales de lo más escabrosos.

Carcajadas: 0/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Estoy entre páginas, Vorágine Interna, Atrapada entre historias.

Mix mini-opiniones de Ortiga

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Queridos hierbajos, estoy así como con ganas de leer, pero no con ganas de criticar demasiado. Así que se me ha ocurrido una idea. Aprovechando que de todas formas este verano [sí, tengo estas entradas escritas desde hace mucho tiempo, ¿qué pasa?] voy a hacer un viaje al que no me voy a llevar el ordenador y, por tanto, no voy a tener ocasión de ir tomando notas de los libros que vaya leyendo, voy a escribir una entrada (o quizá dos, dependiendo de cuántos libros me lea) con una batiburrillo de opiniones cortitas sobre los libros en cuestión.

Avisados quedáis: esto no son de mis críticas habituales. Como tengo una fuerte deformación profesional, para mejor o para peor, voy a seguir usando mis términos y criterios habituales, pero esto es lo más cerca a una reseña como tal que probablemente me vais a ver escribir.

Que os aproveche. Eso sí, os advierto de que es posible que encontréis «spoilers» (no lo que yo consideraría spoilers de verdad, porque son cosas que puedes ver perfectamente venir cuando empiezas a leer, pero… meh). La lectura queda bajo vuestra responsabilidad.





Trilogía del ganador
Marie Rutkoski

La maldición del ganador
«Como hija del general de un gran imperio que se deleita en la guerra y en la esclavitud, Kestrel solo tiene dos opciones: unirse al ejército o casarse.
Sin embargo, todo su mundo da un giro radical cuando la chica encuentra un esclavo cuyos ojos parecen desa­fiar al mundo entero y, siguiendo su instinto, termina comprándolo por una cantidad ridícula de dinero. Pero el joven guarda un secreto, y Kestrel aprende rápidamente que el precio que ha pagado por otro ser humano es mucho más alto de lo que podría haber imaginado. Que ganar aquello que quieres puede costar todo lo que amas.
Ambientada en un mundo imaginario, La maldición del ganador es una historia de conspiraciones, rumores, secretos y rebeliones en la que todo está en juego y en la que la verdadera apuesta consiste en conservar la cabeza o seguir al corazón.»

De este tenéis una crítica propiamente dicha AQUÍ. Así que no me explayo.

Lo que sí quiero decir es, con toda la alegría de mi corazón, que esta segunda lectura (esta vez sin fiebre de por medio) no me ha hecho renegar de nada de lo que ya dije en mi crítica. Estoy tan orgullosa de mi yo enferma.


El crimen del ganador
«SEGUIR A TU CORAZÓN PUEDE SER UN CRIMEN
La boda de un miembro de la realeza es el sueño de muchas chicas. Implica una celebración tras otra: bailes, fuegos artificiales y diversión hasta el amanecer. Pero para Kestrel significa vivir en una jaula en la que ella misma se ha metido.
A medida que se aproxima la fecha de la boda, anhela contarle a Arin la verdad sobre su compromiso: que accedió a casarse con el príncipe heredero para que él pudiera ser libre. Pero ¿puede confiar en él? ¿Acaso puede confiar en sí misma?
Kestrel está convirtiéndose en una maestra del engaño. Ha empezado a hacer de espía en la corte. Si la descubren, su país la considerará una traidora. Sin embargo, debe encontrar el modo de cambiar su despiadado mundo… y, en el proceso, está a punto de descubrir un espeluznante secreto.»

Como era de esperar, este libro no está a la altura del primero, que ya dije que hubiera sido mucho mejor como libro autoconclusivo. No obstante, también he de admitir que no me ha decepcionado tanto como esperaba (tal vez porque de verdad llevaba unas expectativas MUY bajas).

Mantiene los fallos del volumen previo (el más ofensivo y desquiciante: la cantidad de explicaciones [¿por qué, Marie, por qué?]) y añade otros nuevos: la historia existe y evoluciona a base de malentendidos, es un libro en el que apenas sucede nada, solo aparecen los personajes de la pareja principal mostrando su incapacidad para ponerse de acuerdo (cuando él quiere escuchar, ella no quiere/puede contarle la verdad; cuando ella está dispuesta a hablar, él no quiere escuchar; y así ad nauseam). Además, el personaje del pipiolo comienza en este volumen a tener algunos comportamientos preocupantemente agresivos hacia ella (ya conocéis estas típicas escenas en las que el tío se dedica a acorralar a su «enamorada» contra mesas, paredes, árboles, perros… No llega al nivel de la saga Delux, por supuesto, pero es de todas formas irritante).

El libro termina sin pena ni gloria y el lector se queda básicamente en el mismo punto, a nivel emocional, que al final del primer libro: el conflicto no se ha solucionado, pero tampoco ha evolucionado.

Personalmente me ha parecido de todas formas muy entretenido. Lo he disfrutado bastante.

[Zarza: y... ¿qué dices que es lo bueno que tiene? ¿Por qué no te ha decepcionado? Ortiga:¿quién ha dicho que no me ha decepcionado? Zarza: tú. Ortiga: ah... mmm... Bueno, no es que el libro tenga nada de bueno. Es solo que no ha sido tan malo como me temía.]


The Winner's Kiss (El beso del ganador, aún no traducido al castellano [o quizá ahora ya sí...])
«War has begun. Arin is in the thick of it with untrustworthy new allies and the empire as his enemy. Though he has convinced himself that he no longer loves Kestrel, Arin hasn’t forgotten her, or how she became exactly the kind of person he has always despised. She cared more for the empire than she did for the lives of innocent people―and certainly more than she did for him.
At least, that’s what he thinks.
In the frozen north, Kestrel is a prisoner in a brutal work camp. As she searches desperately for a way to escape, she wishes Arin could know what she sacrificed for him. She wishes she could make the empire pay for what they’ve done to her.
But no one gets what they want just by wishing.
As the war intensifies, both Kestrel and Arin discover that the world is changing. The East is pitted against the West, and they are caught in between. With so much to lose, can anybody really win?»

Esta tercera parte, como era de esperar, resuelve el conflicto (la inmensa mayoría, al menos) para que todos los lectores puedan dormir tranquilos por las noches. Pero aún con todo es mejor que la segunda parte.

Los personajes siguen manteniendo un inmenso enjambre de conflictos encontrados, al igual que en los dos volúmenes anteriores (aunque esto flojeaba un poco en el libro anterior), y eso es TAN encantador.

Arin abandona por fin sus modales de agresor en potencia hacia Kestrel, pero de pronto resulta ser un luchador formidable capaz de medirse con cualquier soldado entrenado por el ejército valoriano. Y yo no puedo menos que preguntarme cuándo ha aprendido este muchacho a luchar teniendo en cuenta que a los esclavos no se les enseñaba a usar armas y que además antes de la invasión Herrán era un país virtualmente sin tradición bélica (y que para colmo Arin en el momento de la invasión tiene 9 años y es por lo visto un niño frágil y enfermizo). Esto es lo que más me ha chirriado de todo el libro, la verdad.

Otra cosa que tampoco me ha gustado demasiado (aunque entiendo que esto forma parte del género y no tenía esperanzas al respecto) es el hecho de que Arin, por supuesto, se termine enterando del verdadero juego de Kestrel, de cómo ha hecho de espía para Herrán, para ayudar al propio Arin, y cómo por ello ha terminado en el terrible campo de trabajos forzados del que nos habla la sinopsis. Por supuesto, Arin tras enterarse parte en su busca, como buen enamorado. Como digo, esto ya lo tenía más que asumido antes de empezar a leer el libro, pero no me gusta demasiado: Kestrel toma una serie de decisiones y pone su vida en juego, al final es descubierta y la cogen, y de repente mantener a Arin en la ignorancia con el fin de proteger su vida (que había sido la idea desde el principio) parece ser que ya no tiene importancia [oye, no le voy a decir a Arin el lío que he montado para salvarle la vida, no sea que venga al palacio a recuperarme y se lo carguen, pero una vez que me han pillado, sí, claro, que venga a rescatarme a la cárcel, seguro que ahí nadie se lo intenta cargar, ni ahí ni durante todo el trayecto que va a tener que hacer atravesando el país enemigo DE LADO A LADO. La seguridad de Arin, y su amor y lealtad hacia su propio pueblo, son superiores a todo lo demás EXCEPTO su amor por la chiquilla esta. Que sí, muy bonito y entrañable y todo eso… y también increíblemente egoísta, estúpido y además típico planteamiento de historia de amor].

En todo caso, como digo, he disfrutado mucho el libro.



Trilogía Una corte de rosas y espinas
Sarah J. Maas

Una corte de rosas y espinas
«Cuando la cazadora de diecinueve años, Feyre, mata a un lobo en el bosque, una criatura monstruosa llega a su casa buscando venganza. Arrastrada a una tierra encantada que sólo conoce a través de leyendas, Feyre descubre que su captor no es un animal, si no Tamlin, uno de los letales Fae inmortales que solían gobernar su mundo.
Mientras vive en su mansión, sus sentimientos por Tamlin se transforman de un hostilidad fría, a una pasión que arderá a pesar de las advertencias que ha recibido acerca del peligroso y hermoso mundo de los Fae. Pero una antigua y maliciosa sombra crece en la tierra de las hadas y Feyre debe de [Ortiga: toma deísmo] encontrar una forma de detenerla, o Tamlin y su mundo estarán condenados... para siempre.»

La historia comienza contando la dura vida de Cenicienta Everdeen mientras se las pelea con su arco para cazar en el peligroso bosque algo con lo que dar de comer a sus inútiles y egoístas hermanas mayores (tócate un pie) y a su aún más inútil y egoísta padre. Como nos dice la sinopsis, la niña se carga a un lobo muy grande y de pronto aparece la Bestia a buscarla, la arranca de la comodidad de la choza cochambrosa y mugrienta en la que la niña pasa hambre con su familia y se la lleva a un palacio. Y entonces Cenicienta cambia de cuento y se convierte en Bella, solo que sin Gastón (y todos sabemos que Gastón y su hoyuelo eran lo único que le daba chispa al asunto).

Total, que la mayor parte de la historia es básicamente un fanfiction de La Bella y la Bestia en el que la bestia se convierte en un tío rubio mu' guapo que está bajo una maldición mu' chunga que le jode sus poderes mágicos y le hace llevar perpetuamente una máscara en la cara (a él y a todos los que viven en su castillo). Y, por supuesto, la manera de romper la maldición resulta ser que la chica tiene que enamorarse de él. Solo que ella, por supuesto, no se entera, y los implicados no pueden decírselo abiertamente porque el silencio al respecto forma parte de la maldición. Y cuando por fin al chica descubre el pastel, cuando ya ha expirado el tiempo de la rosa simbólica y ya no tiene arreglo la cosa, encima la sirvienta que se lo dice tiene la desfachatez de enfadarse con la chica en plan «eres una HUMANA TONTA Y EGOÍSTA, con lo FÁCIL que hubiese sido simplemente que le dijeras a la Bestia "te amo" (de verdad de la buena y de todo corazón) y todo se hubiera solucionado»; claro, señora, porque la culpa es de la pobre chiquilla, que no puede leeros el pensamiento, no te jode (lo triste es que la pobre chiquilla realmente se cree que la culpa es suya).

Después de que el plazo para romper la maldición expire, la niña se entera de en qué consiste exactamente la maldición y quién la lanzó: hay una loca de la colina que se ha instalado debajo de una montaña y ha engañado a todos los hados para robarles su magia y esclavizarlos (a todo esto, la Bestia es un hado, ¿os lo había dicho?). Y la mala bruja esa de la colina quiere además tirarse al hado enamorado de la niña (por eso le tiene tan enfilado con maldición propia y todo eso).

Pues la niña decide ir a la corte de la loca bajo la montaña a exigirle que libere a todo quisqui (y muy especialmente al noviete). A pesar de ser humana y no tener nada que ofrecer, la mala, como es muy mala, decide que en vez de matarla rápido le va a dar una oportunidad de salvar el culo y hace un trato mágico con ella según el cual, si la niña supera tres pruebas (o resuelve un acertijo), la loca liberará a todo el mundo. Y, en fin, patatín, patatán.

En general, muchas explicaciones, mucho resumen, mucho texto de relleno. He hecho lectura diagonal durante buena parte del texto, parándome sólo en las partes de acción, que eran las que tenían un poco más de interés.

Teniendo en cuenta la complejidad de la narración, la madurez de los personajes y lo sesudo del acertijo… yo diría que esta historia estaría mucho mejor orientada para un público de entre doce y catorce años. Pero, claro, para eso habría que quitar las escenas de sexo explícito. Y eso incluso omitiendo el hecho de que la relación entre la muchachilla y el hado centenario es jodidamente creepy (y que él es retrasado profundo, el pobre).

A mí el personaje que me molaba era el tío pragmático de la corte de la loca bajo la colina. Estoy hasta las narices de tanto personaje obsesionado con poner en peligro a TODO QUISQUI con tal de salvar al amorr de tu vida. Así que el personaje este que os digo molaba (como el tío del tigre púrpura en la peli de Watchmen).

Y, hablando de gente pragmática: ¿se puede saber qué coño les pasa a los hados de esta historia? La niña, inconsciente y suicida como es con su impulsividad arrojadiza resulta que está intentando salvarles a todos de seguir bajo el control de la loca de la colina. Pues bien que se lo paga todo el puto mundo riéndose de ella y sus esfuerzos por superar las pruebas que la loca hace que la niña pase. Vale que haya algún loco seguidor incondicional de la colgada, pero no me puedo creer que todos a los que ha engañado y quitado sus poderes estén ahí riéndose de su única oportunidad de ser libres de nuevo. Solo dejan de reírse con la última prueba. Yo alucinaba.

El final de esta historia es un colmo de los colmos y encima el personaje pragmático no sale todo lo que me hubiera gustado. Así que es una caca.


Una corte de niebla y furia
«Feyre sobrevivió a las garras de Amarantha [Zarza: noooooo, Amaranto, nooooo, ¿qué has hecho? ¿Por qué no los mataste a todos cuando pudiste?] para volver a la Corte Primavera—pero a un alto costo. Aunque ahora ella tiene los poderes de un Alto Fae, su corazón permanece humano, y no puede olvidar las terribles hazañas [Ortiga: qué eufemístico] realizadas para salvar a la gente de Tamlin.
Feyre tampoco ha olvidado su trato con Rhysand, el temido Alto Fae de la Corte Noche. Mientras Feyre navega su oscura red de política, pasión e increíble poder, un mal aun mas grande acecha – y ella puede ser la clave para detenerlo. Pero solo si ella puede controlar sus horribles dones, curar su fracturada alma, y decidir cómo quiere forjar su futuro – y el futuro de un mundo dividido en dos.»

Quiero que os fijéis en el terrorífico uso de las rayas en esta sinopsis que os he copiado. Esto es probablemente una traducción tal cual del inglés, y es un ejemplo clarísimo de lo jodidamente MAL que escribe Sarah Jota +. La pobre señora no sabe puntuar. En absoluto. Se dedica a escribir rayas, rayas por todas partes para sustituir no solo comas sino también ¡puntos suspensivos! Yo he acabo ojiplática.

En términos generales, este libro es literariamente tan malo como el primero, pero la trama me ha parecido mucho más salvable. Infinitamente más salvable. Al menos la autora hace un posicionamiento muy claro en contra del amor tóxico y abusivo del pipiolo del primer libro y hace que la protagonista se libre de él [Zarza: y a ti te gusta porque además aparece el paleto que gusta. Ortiga:¡sip! Zarza: se te ve el plumero. Ortiga: :D]. Me sigue tocando un poco las narices que todos los logros de todo el mundo tengan que estar justificados por la fuerza del amorr verdadero que hace acto de presencia y lo cura todo, todo y todo (menos el cáncer), pero… En fin, por algo se empieza.

En esta ocasión tenemos la historia de Bella la vampira brillante Feyre el hada brillante resucitada y llena de poderes únicos y chupiguays que salvarán a todo el mundo mundial. Tenía curiosidad por leer este libro porque con el anterior me había quedado con ganas de saber más sobre el personaje pragmático del anterior, así que me ha encantado que este libro gire tanto en torno a él y por fin le den patada al rubio retrasado.

Es que, en serio, el rubio del primer libro es TAN retrasado. El tipo de retrasado que no da pena, solo te deja sin palabras: muda irritación. De hecho, os voy a contar una historia para que entendáis exactamente el tipo de retraso mental con el que estamos tratando:
En cierta ocasión, no preguntéis por qué, tuve que quedar para comer con un tipo al que no conocía de nada, hijo de amigos de mi padre. A lo largo de una conversación muy poco fluida terminamos hablando, a saber por qué, de que él se consideraba a sí mismo una persona muy vengativa. Le pedí un ejemplo de una venganza que hubiera llevado a cabo y él procedió a contarme. Resulta que, para desquitarse de una exnovia suya, había dejado pasar un año tras la ruptura y entonces se había puesto en contacto con el nuevo novio de la chica y se había entretenido mandándole mensajes hablando mal de la novia para tocar los huevos. El colofón de su sesuda venganza fue su último mensaje, con el cual el novio actual de la chica perdió definitivamente los estribos y se volvió loco de rabia: «¿sabes que esos labios que ahora besas antes habían estado en mi…?»[pausa tope dramática, mirada significativa, sonrisa henchida de agudeza mental]. Así que yo me lo quedé mirando un instante. «¿Tú habías sido su primer novio?», le pregunté. Él contestó que no, claro. «Entonces», continué, preguntándome en cuánta estima tendría mi padre a este muchacho, «eres consciente de que, seguramente, antes de haberte besado a ti sus labios ya habrían estado en la…[pausa topa dramática, mirada significativa, ceja levantada]de otra persona. ¿Verdad?». Momento de silencio seguido de mirada furibunda.

Durante toda la lectura, queridos hierbajos, me he estado acordando de este curioso personaje de la vida real cada vez que el rubio retrasado aparecía en escena.

En fin, ¿qué más deciros de este libro? Más escenas de sexo explícito que en el anterior y un final en el que varias humanas más terminan convertidas en hadas chupiguays para poder emparejarlas en el tercer libro con sus pretendientes destinados del mundo de los hados, y además todos escapan vivitos y coleando gracias a que el malo malísimo que es malo por amor a la maldad les deja marchar por piedad de su negro, negro corazón. Aun con todo, el final de este segundo volumen tiene un par de giros que hacen que sea en conjunto mucho mejor que el del primer libro, así que figuraos cómo de malo tenía que ser el primero.

Ah, también se me olvidaba de hablaros de la maldita manía de la autora: desde mitad del primer libro la agarra y ya no la suelta, de hablarnos de «hombres» y «mujeres» pasa a hablarnos de «machos» y «hembras». Y así, queridos hierbajos, es como terminamos con otro de esos libros en los que los rugidos de placer de los machos durante el acto amoroso hacen temblar montañas (true story).

Y el tercero de la trilogía todavía no ha salido (y de todas formas no creo que lo lea).

Ale, con Dios.

:D

Lista de cosas que a Ortiga le da infinita vergüenza ajena leer en una historia

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Sí, sí, queridos hierbajos. No soy como Zarza, nunca he sido especialmente fan de las listas, salvo que sean listas de cosas que no debo olvidar hacer, pero hoy vengo con algo que no suelo hacer.

Estoy leyendo ahora mismo un libro cuyo título no desvelaré, por deferencia a la o las personas detrás de la idea, que para algo es una víctima voluntaria. Y el caso es que este libro me está dando tantísima vergüenza que me cuesta hasta reírme. Solo tengo ganas de taparme la cara con ambas manos y apenas me alcanza para leer por entre los dedos.

Con lo cual he decidido hacer una lista, porque no sé si voy a verme con fuerzas de hacer una crítica como tal de esta historia, pero desde luego hace falta señalar con dedo acusador algunas cosas.

Así pues, aquí tenéis la fantabulosa Lista de cosas que a Ortiga le da infinita vergüenza ajena leer en una historia (más aún si es una historia amateur):



-Cuando la trama parte de transportar mágicamente al personaje al interior de un libro o utilizar algún tipo de reliquia u objeto mágico como puerta a un mundo alternativo (con el mundo normal que conocemos como punto de partida y un mundo mágico como destino).

-Cuando el personaje es transmutado mágicamente de humano a otra raza más chachiguay y con poderes.

-Cuando el narrador se dedica a meterse en la conciencia de los personajes para que estos puedan pensar continuamente lo inteligente que consideran al personaje principal.

-Cuando alguien se pone a explicarle a un personaje no humano los comportamientos sexuales humanos.

-Cuando los personajes «macho» se ponen a contarte lo desafortunado de su erección no deseada.

-Cuando el personaje protagonista tiene los ojos violetas.

-Cuando la historia sigue haciendo intentos por convencerte de que hay una trama más allá de arrejuntar a la pareja principal, pero los intentos son tan pobres que cualquier niño de tres años sabría que no es cierto.

-Cuando el personaje principal «demuestra» que «no tiene nada que envidiar» en destreza/belleza/puntería/inteligencia/… a otro personaje.

-Cuando el narrador habla del «prieto trasero» de un personaje.

-Cuando se habla de la inexperiencia sexual de uno de los integrantes de una pareja comparándolo con un cachorro/un niño pequeño.

-Cuando besar pasa a describirse como «succionar con ganas».



En fin, no voy a mentar el nombre del libro, como ya he dicho por ahí arriba, pero estoy bastante segura de que el ente humano tras esta historia va a saber reconocerse, así que diré lo siguiente en su beneficio: la historia carece de autoridad narrativa de ningún tipo, las elecciones de vocabulario y el received text no paran de romper la textura y desconcentrar la lectura, la trama al completo es un larguísimo compendio de nada de nada, el resultado es infantil, banal y carente de tensión narrativa. No quiero hacer una crítica de este libro: los errores son tan de base y generalizados que ni siquiera sabría por dónde empezar a atacar esta historia.



Fin.

No hay besos sin hierbabuena, de Ariadna Espino

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Título: No hay besos sin hierbabuena
Autora: Ariadna Espino
«Las cosas nunca son fáciles, pero Claudia piensa que lo serían un poco más si sus hermanos no hubieran huido de casa hace tantos años. O si le gustara la carrera que está estudiando. O si su madre dejara de ordenar las cosas de tres en tres. O si su novio entendiera que si Claudia tiene que marcharse a Estados Unidos, [Ortiga: no sé quién eres, pero si sigues cerrando incisos que no has iniciado te encontraré y te mataré O.O] es porque su hermana la necesita.
Las cosas nunca son fáciles, pero Claudia piensa que lo serían mucho más si Hunter no la mirara con esos ojos de tempestad. Si dejara de pedirle [Ortiga: esto… ¿referentes, por favor?] que no vuelva nunca a España y, sobre todo, si ella no sintiera algo por él.
"No te vayas", dice Madrid. "Quédate", dice Estados Unidos [Ortiga: ¡qué países tan parlanchines!]. Mediante un blog, esta joven madrileña intentará poner en orden sus pensamientos y tomar una decisión. Porque las cosas nunca son fáciles, pero a veces Claudia cree que algún día lo fueron. Hace mucho. Cuando la noche olía a hierbabuena.
No hay besos sin hierbabuena es un viaje al corazón de Estados Unidos a través de las emociones y los más profundos anhelos, un canto al difícil camino hacia la madurez [Ortiga: ya está. Es oficial: me has matado. Muerta. Exijo que los sinopsistas dejen de mandarnos de viaje montados en emociones. O tendré que empezar a mandar yo gente a paseo. Es una amenaza. En serio, lo es. Hay mejores medios de transporte (y formas menos remasticadas de decir esto). Se agradecería un poquito de originalidad]».



La verdad es, queridos hierbajos, que cada vez que intento ponerme a escribir esta crítica me pongo de un humor de perros. La madre de esta historia me pone de un humor de perros. No me malinterpretéis: el personaje está muy bien construido, retratado y presentado; pero es una de estas personas que me da ganas de llamar a servicios sociales y darles un giratiempo para que les eviten traumas de por vida a los desafortunados hijos.

¿Qué podría deciros de No hay besos sin hierbabuena? Que es una paletada. Gorda. También está entretenido: es así como ligerito y se lee en media tarde. Eso sí, los dos pipiolos se marcan de cuando en cuando unos diálogos capaces de provocar una crisis diabética.

La trama es más o menos lo que ya nos dice esa sinopsis tan simpática: una muchachilla con una madre muy zumbada que se va a pasar el verano con sus hermanos a Estados Unidos (los hermanos, más listos, ya huyeron de la loca hacen años y están allí afincados). Hay un pipiolo, hay dramas familiares, hay un novio también bastante tocado del ala y con ciertas tendencias tóxicas [la pobre desgraciada de la niña se los busca a conciencia].

Me da así como en la nariz que el libro quiere hablar de la valentía, de madurar y tomar las riendas de nuestra vida, aunque hay que decir que lo hace de manera muy explicativa (y tampoco es que la idea en sí sea rompedora): un núcleo sencillito para una historia sencillita. En realidad, ya sabéis que yo, solo con que tenga núcleo, ya me doy con un canto en los dientes y es motivo de Excepción.

La autoridad de la voz narrativa yo creo que es el detalle más curioso de esta novela: voz adolescente contándonos en primera persona su dramática adolescencia (en este caso a través de entradas de un blog de internet) y blah, blah, blah…, ¡pero! el detalle de la incorporación de extranjerismos-neologismos a la variante de habla debo admitir que me ha conquistado. Me parece un recurso fantástico para apoyar el contexto y la situación de bilingüismo dentro de la historia.

Los personajes están bastante bien tratados. Aparte de la madre, que ya os he dicho que da escalofríos de lo bien presentada que está, la muy desquiciada, y la relación de amor-odio-culpa que tiene con sus hijos; el resto de personajes en general tienen sus cosillas, sus conflictos y sus zonas más en penumbra. El que peor parado sale, en mi opinión, es el novio de la prota, pero en el fondo ni pincha ni corta. El pipiolo americano tampoco es que sea el epítome narrativo, sus traumas familiares me parecen un poco facilones y exagerados, pero me gusta la parte relacionada con su autoconcepto (aunque esto sale poco, pero bueno). Creo que mi personaje favorito es April. Es adorable. Pobre chiquilla.

El personaje principal evoluciona. Los demás… mmm… bueno, dejémoslo en que indiferentes del todo tampoco se quedan, pero al final la novela no va de ellos así que dan para poco. Al final la cosa queda un poco en que, pese a ser personajes secundarios bien construidos, la trama revuelve en torno a la historia de amorr floreciente y a los demás como que les ponen a mover decorados de vez en cuando.

Y acabo con la prosa, que esta crítica va a ser increíblemente corta porque: a) no he hecho ninguna anotación durante la lectura, y b) ya os he dicho que me he puesto de un humor de perros.

La prosa es terriblemente explicativa. Algunas escenas están bien seleccionadas para trabajar el núcleo, pero otras claramente están puestas para que los pipiolos puedan chupar cámara un rato. Por lo demás no tengo quejas: es un texto agradable, la puntuación me ha parecido correcta y de vez en cuando tiene imágenes interesantes, incluso algún esfuerzo de desfamiliarización.


Chapó.
Chichómetro: insulina en vena. Y un pañuelo, que sé os gusta.

Potabilidad: se deja beber.

Carcajadas: 4/10

Otras páginas que tienen publicadas críticas o reseñas de este libro, por si os interesa contrastar: Los Fragmentos del Destino, ErialJeidy Libros

Mix mini-opiniones de Ortiga #2

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Pues vengo con otra entrada de mini-opiniones. Estos días, creo que ya os lo dije, me he apropiado del Kindle de mi padre y la verdad es que me paso la mayor parte del tiempo leyendo. Nunca pensé que llegaría a decir esto, pero… quiero un Kinder Kindle. Sí, soy una traidora, lo sé. La carne es débil. Los ojos, también. Donde antes me tiraba doce horas al día delante de la pantalla del ordenador, leyendo, escribiendo, corrigiendo y, sí, no lo negaré, perdiendo el tiempo en internet de maneras de lo más variadas; donde antes terminaba con los ojos a punto de caérseme de las cuencas de tanto mirar la pantalla; el Kindle me ha devuelto la ilusión de leer horas y horas y horas sin tener que preocuparme de acabar quedándome ciega antes de alcanzar siquiera los 30.

Quiero un Kindle. Que me perdonen los libros.

El caso es que llevo leyendo sin parar durante la última semana, así que tengo material nuevo sobre el que escribir.

Y aquí vamos.





Saga Destrózame
Tahereh Mafi[Zarza: Taherehé ha de he de hebe tu de hebere...]

Os voy a dejar las portadas de los libros para que veáis los títulos (son tres libros principales y dos historias intermedias más cortitas protagonizadas por los dos pretendientes de la prota, es posible que la saga no esté acabada, esto es lo que hay publicado por el momento). Sin embargo, no voy a tomarme la molestia de hablar de cada libro por separado: son novelas bastante cortas y de lectura rápida y cada una retoma exactamente en el mismo punto en el que terminó la anterior. Así pues, os voy a dejar, como digo, las portadas y solamente la sinopsis del primer libro (por aquello de no hacer demasiados spoilers, por si alguien se pretende leer la saga [aunque ya os aviso de que mi opinión sí que va a contener spoilers, así que… meh, en realidad daría igual. Dejémoslo en que solo pongo la primera sinopsis porque soy vaga y porque me da la real gana]).

Recordad leer bajo vuestra responsabilidad.

«Juliette no ha tocado a nadie desde hace exactamente 264 días. La última vez que lo hizo, mató a alguien [Ortiga: eso es de la sinopsis, no lo he añadido yo] ocurrió un accidente. Ahora está encerrada por asesinato y en constante estudio por el gobierno en el poder: el Restablecimiento. El mismo que prometió a sus ciudadanos solucionar el desastre que Juliette observa a través de su ventana: no hay pájaros en el cielo, los árboles ya no existen, la gente muere por enfermedad y los supervivientes susurran "guerra". Pero un día, llega un compañero de celda, Adam, y Warner, el hijo del líder del gobierno se obsesiona con ella. La situación de Juliette cambiará hasta límites insospechados, obligándola a tomar una decisión: ser un arma o convertirse en una guerrera.»[La puntuación es terrible en esta sinopsis, por cierto.]

Esta saga podría resumirse entera en «Oh, Dios mío, cuantísimo DRAMA». No solo eso. Los personajes, además, te dejan sin palabras. Quiero decir, tú podrías coger por banda en un momento dado a literalmente cualquier personaje de esta historia y decirle «Tú, para ser tan tonto, has aguantado como… como mucho tiempo. Vivo, quiero decir. ¿No?». De verdad, la saga al completo parece un macro concurso de a ver quién es el yogurt más tonto del pack. Y la competencia está muy reñida. Es francamente asombroso.

Si algo tenía de interesante el primer volumen era la manera en que la autora había decidido construir la autoridad racio-emocional de la protagonista (narradora además en primer persona): tachones, repetición de palabras, obsesión por contar las cosas, flujo de conciencia algo caótico… Por desgracia, como suele pasar en este tipo de casos, esto se va degradando conforme avanza la saga. Además, la autoridad racional se ve MUY afectada por el hecho de que la protagonista se dedica a utilizar un montón de referencias que no tiene sentido que estén en su realidad cotidiana, ya sea por momento temporal o por el hecho de que, ejem, ha estado bastante aislada casi toda su vida.

En fin, tenemos un personaje que ha sido durante toda su vida víctima de una forma de abuso terrible: todo el mundo, incluidos sus padres, están aterrorizados de ella y la consideran un monstruo, la insultan, la persiguen, la alienan, la someten a todo tipo de experimentos y al final la encierran en aislamiento y tiran la llave, la abandonan en una diminuta celda sin posibilidad de ver a ningún otro ser humano o comunicarse con nadie, casi matándola de hambre y en condiciones de vida y salubridad muy cuestionables. La vida del personaje es una constante lucha por intentar mantener su propia cordura, por intentar no ser aquello de lo que todo el mundo la acusa. Y ella misma no sabe siquiera si ya ha perdido la batalla o la partida aún no ha terminado.

Este es un tipo de personaje con el que se podrían hacer tantísimas cosas (ya hay unos cuantos personajes en literatura, series y películas que parten exactamente de este mismo trasfondo). Prometía. No obstante, Tahereh Mafi se las ingenia para pasar de tener un personaje con potencial y conflictos a tener un pobre conejito que se arrastra por ahí lloriqueando y pensando constantemente en su amor truncado con el pipiolo de turno[Zarza: un conejito y un pipiolo pueden amarse, pero... ¡¿dónde vivirían?!]. Todo lo que hacen los tres personajes principales de esta saga (la prota y sus otras dos esquinas del triángulo amoroso, chico bueno-chico malo) tiene como motivación la infatuación amorosa. Los dos personajes masculinos tienen como una o dos acciones (en total, no cada uno) que llevan al cabo al margen de sus sentimientos hacia la mozuela. La vida y obras al completo de la chica en cuestión, sin embargo, gira en torno a lo que está dispuesta a hacer o no hacer por sus intereses amorosos, nunca llega a hacer nada por o para ella misma y por el camino se dedica a llenar páginas y páginas con sus lloriqueos apocalípticos porque su vida en muy dura, porque no puede estar con el chico al que quiere, porque le echa de menos, porque el que ella quiere no puede tocarla, porque el otro le empieza a hacer tolón también y, ¡oh!, menudo problemón. Y por qué coño no se suicida de una vez y deja de hacernos sufrir a todos es una pregunta que me he hecho con frecuencia.

Todo esto que os digo es así a lo largo de la saga hasta llegar al tercer libro principal. En el tercero algo cambia: ella de pronto empieza a tener motivaciones propias (aunque la pobre sigue siendo retrasada y sus motivaciones la llevan a querer hacer una guerra particular contra el gobierno en el poder a pesar de que del grupo de rebeldes de más de 100 personas ahora sólo quedan 9). Las nuevas motivaciones de la prota no le impiden, sin embargo, seguir haciendo vida amorosa en mitad de todo el jaleo, así que sigue habiendo unas cuantas escenas de manoseo explícito. En este tercer volumen, la atención del triángulo amoroso cambia de vértice y el vértice desplazado se convierte en un puto psicópata. Estoy algo sorprendida de que esta haya sido la segunda saga que me leo seguida en la que la trama se posiciona activamente contra una relación abusiva (para sustituirla por otra más chachi): el chico rechazado se ha ido poco a poco convirtiendo en un cabrón desquiciado que se desquita gritándole todo tipo de barbaridades a la protagonista (entre ellas sobresale una de la talla de que la prefiere muerta antes que colada por su enemigo, el muy proverbial «si no puede ser mía no será de nadie», vamos). Me gusta que esta relación termine, obviamente, lo que no me gusta ya tanto es que todos los personajes (tanto la protagonista como todos los secundarios) se tomen el abuso de él de una manera tan tranquila: la versión oficial es que «es un buen chico», pero «lo está pasando mal» y «ya se le pasará». No, disculpa, esta no es la reacción adecuada: el tipo es un colgado y lo que dice y hace no es justificable. Además luego el personaje está todo el rato arrastrándose por ahí lloriqueando y dramatizando, negándose a aceptar que la chica ya ha cortado con él varias putas veces y tocándole los huevos a todo el puto mundo, que no sé cómo nadie le echa del grupo de una patada en los huevos.

Por otra parte, todos los personajes son tan retrasados que no he podido parar de reírme. Así que en el fondo soy feliz.

¿Sabéis eso que dicen de que en Juego de Tronos no te puedes permitir encariñarte con ningún personaje porque en el momento menos pensado alguien se lo va a cargar? Con esta saga pasa algo parecido, solo que el problema no es la muerte: no puedes permitirte tener esperanzas con un personaje que pueda parecer en principio un poco más espabilado que los demás, porque sabes que en el momento que menos te lo esperes le dará un ictus y se quedará tonto perdido. Es ley de vida en estos libros.

Habría tantos ejemplos que podría poneros de lo extraordinariamente CORTOS que son todos los personajes.Ejemplo número uno: los extremos masculinos del triángulo amoroso son en principio inmunes al toque mortífero de la protagonista (por eso de que si no la pueden tocar, poco futuro hay en las escenas de manoseo), al principio no se sabe por qué hasta que empiezan a hacer pruebas con uno de ellos y descubren que tiene él también una habilidad especial que le protege, y a continuación nos enteramos que este muchacho es hermanastro del otro extremo masculino del triángulo, pero la protagonista continúa durante capítulos y capítulos preguntándose en su fuero interno cómo es posible que el otro chico pueda tocarla, que debe de ser una coincidencia de lo más fortuita. Ejemplo número dos: el líder del movimiento rebelde de personas con poderes especiales es un líder supuestamente muy carismático al que todo el mundo sigue y respeta, y que sin embargo se dedica a ejercer su influencia por medio de comentarios y comportamientos tan pasivo-agresivos que a mí me costaba leer esto por la noche sin despertar a todo el edificio a carcajadas; también está el hecho de que este hombre tiene la candidez más contradictoria que he visto nunca, por un lado está obsesionado (y con razón) con mantener la seguridad del complejo de la base rebelde secreta, pero luego deja que sus enemigos capturados se paseen libremente por las instalaciones bajo palabra de que se han vuelto buenos y quieren ayudar (transformaciones milagrosas de un par de días). Ejemplo número tres: en un momento dado los rebeldes hacen prisionero al extremo malo del triángulo amoroso y lo están reteniendo en su base secreta subterránea, a la prota le piden que lo interrogue por una serie de motivos (algunos definitivamente mucho menos válidos que otros) y la prota accede, pero solo para pasarse todo el rato hablando con él de colegueo sin llegar a hacerle en ningún momento ninguna pregunta relevante para la causa, hasta que él mismo se ofrece a darle información que ella no le ha pedido, porque sí (igual estaba tan cansado como yo de esperar por una pregunta que no iba a llegar nunca, ¡menos mal que la prota estaba muy preocupada por rescatar a un par de colegas rebeldes a los que los malos tenían secuestrados y probablemente torturando mientras ella mata el tiempo de palique!).

¿Queréis que siga hablando de cosas absurdas?¿Qué tal preguntarse por qué el líder del movimiento se empeña en encomendarle las misiones más importantes y arriesgadas a tres personajes que son poco más que adolescentes (en torno a veinte años), dos de los cuales se han unido a la causa hace un mes, cuando tienen hombres adultos de confianza por ahí rondando? O, de verdad, ¿cómo es POSIBLE que la chica esté en mitad de una situación de guerra inminente y todavía le quede tanto tiempo para lamentarse por sus miserias amorosas? Yo dedicaría al menos una pequeña parte de mis energías a preocuparme por el hecho de que podría estar muerta al día siguiente, no sé, seré rara. ¿Por qué la protagonista se empeña en hacer referencia a otro personaje como si hubiesen pasado mucho tiempo juntos, haciéndose amigos, compartiendo experiencias, y se lamenta porque se han distanciado, cuando la realidad es que pasó con ese personaje poco más que unos minutos (porque en total no sumaría probablemente ni siquiera más de una mísera hora completa)? Estoy alucinando. Y no hablemos de la historia de amor porque me caliento. Vamos, no me parece ni medio normal que los dos pipiolos no lleguen a tener ni una mísera conversación, ni una, sus interacciones se reducen a cuatro o cinco palabras y a manosearse. Las únicas conversaciones que tiene la niña son con el chico malo. Triste, triste, triste. Además, me irrita esta estrategia nada disimulada por parte de la autora, e plan: bueno, a ver, no voy a poner que mi personaje se queda con los dos pipiolos a la vez, claro, eso sería demasiado acaparador, pero... al menos tendrá que catarlos antes de decidir, ¿no? Muérete ya. Por favor y gracias.

¿Qué más cosas me estoy dejando en el tintero?... Me he divertido tanto con esta historia. Pero todos sabemos que tengo mala memoria y si no me apunto cosas luego acordarme de ponerlas aquí es complicado.

El tercer libro es tan apoteósico como los demás: la prota hace un plan para cargase el gobierno en el poder (y quien dice plan dice, bueno, que tiene una idea y no hay detalles de ningún tipo, pero seguro que todo sale bien) y… ponerse ella misma como líder supremo una vez que haya matado al actual. A todo el mundo le parece muy bien. Además ella es ahora virtualmente imparable e indestructible: es una Mary Sue de pies a cabeza que por fin descubre el verdadero alcance de sus poderes, a saber, no solo matarte con su contacto, sino ultra fuerza, ser capaz de volver su piel antibalas e indestructible y, de alguna manera, capaz de proyectar su ultra fuerza para destruir cosas a distancia, sin necesidad de tocarlas (lo cual además incluye una variante de mover en vez de pulverizar, similar a la telekinesia). Con dos cojones y porque, puestos a fardar, pues vamos a hacerlo a lo grande.

Así que… la niña dispara al malvado líder supremo del país y se autoprocalama miss universo. Todo el mundo aplaude y la respetan y ya no la odian ni le tienen miedo. Porque, ya sabes, cuando una tía indestructible y con poderes sobrehumanos, a la que no conoces en persona (pero de la que te han dicho que es psicótica y ha estado encerrada en un psiquiátrico), llega y se carga al desquiciado de turno en el poder que te tenía esclavizado… no hay nada de lo que preocuparse.

¿Qué podría salir mal? :D

Mix mini-opiniones de Ortiga #3

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Tercera entrada de mini-opiniones. Diría que «¡estoy en racha!», pero tal vez lo que debería decir es «¡seré puta vaga!». Sé que nos habéis pedido sangre, pero... «¡seré puta vaga!» sigue siendo aplicable [puede que el hecho de que lleve desde octubre trabajando de mañana y de tarde y esté teniendo que tirar de material que ya dejé previsoramente preparado tenga algo que ver].

Sí, queridos hierbajos: sigo leyendo, y sigo sin maldita gana de criticar. Así que voy a seguir lavándome las manos con estas entradas tan facilonas.

Y esta es la última entrada que dejo preparada antes de largarme a Islandia.

¡Ahí os quedáis, pringados!





Un minuto antes de la oscuridad
Ismael Martínez Biurrun
«La nueva novela de Ismael Martínez Biurrun [Ortiga: más novelas con fecha de caducidad, que diría Cicuta], autor galardonado con el premio Nocte y el premio Celsius, nos adentra con paso vibrante en nuestros miedos colectivos y eleva el género apocalíptico a cotas nunca antes alcanzadas [Ortiga: bueno, bueno, tampoco exageremos].
Tras una serie de colapsos y revueltas, Madrid se ha replegado sobre sí misma y ha dejado de ser una ciudad segura más allá de la M-30. Las autoridades han cortado todos los suministros a los barrios del exterior, donde la policía ya hace tiempo que no patrulla. Cada día, familias como la de Ciro, Sole y su hijo se encierran en casa y cuentan los minutos hasta el anochecer, cuando una extraña multitud silenciosa toma las calles [Ortiga: no exactamente, el título tiene una explicación bastante más abstracta, si es que tiene alguna].
En medio de esta atmósfera irrespirable, Ciro deberá elegir entre huir con los suyos o luchar contra el avance de la barbarie: un dilema que partirá por la mitad el corazón de esta familia y que les llevará a cuestionarse quiénes son en realidad [Ortiga: y… gracias por el spoiler. Capullo]».

Ya lo dije por Twitter y lo repetiré aquí: me alegra tantísimo descubrir que todavía quedan escritores decentes en este país, no solo (post)adolescentes con picos de manos.

Vamos a hablar claro: este libro no es ninguna maravilla irrepetible que todo el mundo debiese leer e idolatrar, pero está bastante bien. Este es una Honrosa excepción a la altura de la novela que ya reseñé de Jorge Cienfuegos, quizá con méritos suficientes como para entrar incluso en la etiqueta de Olvidados… si no fuera por una pequeña cuestión: el núcleo que trata la novela es tan insoportablemente común que casi hiere.

La novela está muy bien escrita: plagadita, plagadita de desfamiliarizaciones (unas mejores que otras), tiene una selección de elementos interesante, usa maravillosos silencios por toooodas partes (en contraposición a irte explicando pasito a pasito los porqués del contexto social y humano, el propio avance de la historia va despejando las dudas del lector a su debido tiempo), los personajes son una delicia (en particular la muy insoportable de Sole). Si os gusta el género apocalíptico, esta puede ser una lectura de lo más decente. De verdad de la buena que este tipo sabe escribir. Lo único que me ha hecho arquear constantemente la ceja es que hay un vaivén de tiempos verbales, persona gramatical del narrador e incursiones en las conciencias de los personajes: tendría que discutir esto para ver si está justificado antes de darme por satisfecha.

Pero, como digo, lo que más pena me ha dado ha sido el núcleo: [SPOILER] el descenso a la locura, la difuminación del «yo», el abandono de los principios, la ruptura de nuestra humanidad [FIN DEL SPOILER]. No es que tenga nada de malo, pero es un tema que ya se ha tratado tantísimas veces que sencillamente me parece que este libro no tiene nada nuevo que aportar.

Y esto es todo lo que os voy a contar de este libro, hierbajos. Ya sabéis: ¡apoyad a los autores españoles que lo merecen! =P


Yo es que soy asín de lenta, pero me acabo de
fijar en que esta es la misma editorial que el
libro anterior. Va a resultar que esta gente sabe
lo que se hace...
El dios asesinado en el servicio de caballeros
Sergio S. Morán
«Verónica Guerra, alias Parabellum, se acaba de encontrar el cadáver de un dios griego en el maletero del coche y no recuerda qué hace ahí. Pero Verónica es detective paranormal y eso no es lo más raro que ha visto.
Todo apunta a que ha sido apuñalado en un caso más de peleas de bandas entre panteones mitológicos y mucha gente parece interesada en que no lo remueva más de lo necesario. A Verónica le gusta su trabajo y un misterio así puede ser difícil de ignorar; aunque quizá no tanto cuando hay facturas que pagar y otros casos que resolver.
El problema es que tras el descubrimiento del cadáver los acontecimientos se precipitan, con el riesgo de que dos facciones divinas acaben declarándose la guerra en pleno centro de Barcelona. Verónica tendrá que vérselas con valkirias, vampiros, fantasmas y duendes irlandeses y evitar acabar siendo convertida en piedra si quiere resolver el caso. Y todavía debe sacar tiempo para llevar su coche a pasar la ITV.
No es una semana fácil para Verónica. Pero nadie dijo que ser detective paranormal fuera un trabajo fácil».

Pues… no ha estado del todo mal.

Tenemos una novela policiaca de corte paranormal/fantástico y, dentro de lo que es el género, la verdad es que me ha parecido bastante decente. El texto es explicativo hasta la saciedad y el aparente intento de núcleo no se hace evidente hasta que el narrador nos lo cuenta de palabra al final de la novela, porque hasta ese momento no había quedado claro en absoluto. Sin embargo, la voz narrativa está bastante caracterizada y los personajes son discernibles.

Creo que lo que más me ha sorprendido de esta historia es que esté protagonizada por una mujer siendo el autor un hombre. No estoy acostumbrada a que la gente sepa caracterizar de manera tan agradable la psicología del sexo opuesto. A Sergio Morán le ha quedado una mujer que de hecho se comporta como una mujer promedio (no es retrasada profunda y no es un cliché, es de hecho persona humana; todo un logro, mis felicitaciones).

No tengo quejas de este libro. No es una maravilla, pero me ha parecido aceptable.


Tierra firme - Trilogía de Martín Ojo de Plata
Matilde Asensi
«Nada podía hacer sospechar a Catalina Solís cuando embarcó en la flota española de Los Galeones con destino al Caribe, que al otro lado del océano encontraría un Nuevo Mundo plagado de peligros y desafíos.
Tras escapar de un abordaje pirata y sobrevivir en una isla desierta durante dos años, emprenderá una nueva vida bajo el nombre de Martín Nevares. Así, junto con su padre adoptivo y los marineros de la Chacona, se convertirá en uno de los muchos contrabandistas que surcaban los mares a principios del siglo XVII.
En ésta, la primera aventura de la trilogía protagonizada por la intrépida Catalina Solís, Matilde Asensi recrea magistralmente la atmósfera y la vida cotidiana de las poco conocidas colonias españolas de las Indias. Un apasionante viaje que tendrá su continuación en la trepidante Venganza en Sevilla».

Ha sido una casualidad, no sé si fortuita o no, que estos tres libros que he leído hayan aparecido en orden descendente de calidad.

Matilde Asensi es uno de esos nombres que están incluidos en mi memoria a largo plazo. Algo como que todo el mundo en España la reconoce como escritora y, por ende, damos por sentado que tendrá algún tipo de habilidad, que su fama será merecida. Mentira cochina. No me había sentido tan estafada desde que me releí Dan Brown ya con edad de comprender.

Tierra firme es un libro constituido única y exclusivamente con resumen narrativo. No hay una puñetera escena en las cerca de trescientas páginas que ocupa el elemento. Vamos, que dan ganas de mandarle un email a esta señora y decirle: el borrador este con apuntes que has publicado pinta entretenido, ¿para cuándo la novela?

Me siento francamente incapaz de criticar esta novela en tanto que novela, puesto que no es tal.

Desde luego, si el resto de obras de Asensi son de estas características, yo no sé porque a esta señora se la considera escritora.



Adiós.

Hablemos de sexo, o... mejor ahorrémonoslo (6)

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Queridos hierbajos:

Vengo hoy con los ánimos alterados y la fe en la humanidad un poco golpeada. A ver si me animo.

Esta sección surgió para hablar de «sexo» y al final he terminado hablando de un batiburrillo de temas, desde identidad de género hasta feminismo. Hoy no voy a romper mis costumbres, así que vengo con una reflexión que poco o nada tiene que ser con sexo: nada sesudo, vaya, sólo algo que me está dando vueltas por la cabeza esta mañana.





Hola, mi nombre es Ortiga y soy asexual. Y además me incluyo dentro del espectro de género no binario.

¿Os he dicho alguna vez lo bien que me cae Vanfunfun? Pues ya lo sabéis. Es así.

El caso es que hace un par de días me vi uno de sus últimos vídeos, sobre Vigilancia del tono. No os voy a explicar yo lo que es porque él lo hace muy bien: si os interesa, os lo veis.

Bueno, pues este vídeo me llevó a recordar un artículo que había leído hace ya unas semanas en la plataforma Medium.com[a pesar de ese nombre, el newsletter no me manda los horóscopos por las mañanas: son artículos de opinión, entre otras cosas]. Este artículo en cuestión la verdad es que me había tocado mucho las napias. Tanto es así que no llegué a leerlo entero: pasada algo más de la mitad decidí dejarlo porque me estaban entrando así como ganas de golpear cosas [o gente, lo que se me pusiera primero por delante].

Como el artículo está escrito en inglés y entiendo que aquí no todo el mundo puede leerlo, os lo resumiré (de todas formas tampoco os aconsejaría leerlo: si sois como yo os va a poner de mal humor):

La autora es una mujer, estudiante de ingeniería, que por las noches hace pole dancing[¿cómo se llama eso en español? Ni idea. Esta gente que baila haciendo cabriolas en una barra en clubs nocturnos]. Bien, el artículo lleva por título «El mejor cumplido que jamás he recibido» y la tipa se dedica a contarnos una anécdota que le ocurrió una noche en el club en el que baila. Por no enrollarnos: la piba se pone a bailar para un par de tíos que resultan ser ingenieros, entablan conversación de ascensor y sale a colación que ella estudia ingeniería, ellos al principio no se lo creen, pero al final se convencen y le dedican «el mejor cumplido». Os voy a poner una captura de pantalla de ese fragmento (con traducción pis-pas en la leyenda).

Antes de marcharse, (él) me dijo:
«¡Eres muy lista! ¡Lista de verdad! ¡Y eres muy sexi!».
«Necesitamos más gente como tú».
Tom me dijo más tarde que no ven mujeres como yo todos los días, menos aún en un club, y que eso es genial.
Estoy rompiendo un estereotipo para ellos: una mujer inteligente, cultivada, ambiciosa, hermosa, que quiere bailar en un club nocturno «para tener nuevas experiencias y divertirse».

Tócate un cojón. En serio. Tócate. Un. Cojón.

Y se quedaría tan ancha, la tipa.

Este es el mejor cumplido que le han dedicado nunca. Me da por pensar qué clase de cosas le habían estado diciendo hasta ese momento, porque yo en cuanto vi esto, seré así de sensible, me dio como por ofenderme. Y mucho.

Quiero decir, ¿disculpa? Claro, claro, se me olvidaba que las guapas son tontas. Se me olvidaba, también, que las mujeres tienen que ser «sexis» para merecer ser redimidas. Ortiga, por favor, ¿en qué mundo vives?

Eso como punto número uno, pero es que hay más. Más allá del hecho de que alguien pudiera decir algo tan absolutamente pateable, anclado en clichés, machista y paternalista; más allá de que esta niña se pusiese tan contenta porque alguien le hubiese soltado semejante burrada digna de una patada en la boca; me quedó en la trastienda del cerebro una sensación de incomodidad, de que algo más fallaba, como cuando de repente te da por pensar que has deletreado mal una palabra pero no consigues ver el error. Cuando vi el vídeo de Vanfunfun por fin lo comprendí: eso no era un cumplido hacia la niña esta en concreto, era un insulto enorme hacia el resto de los aludidos por esa frase.

«Necesitamos más gente como tú» y «no ven mujeres como yo todos los días». Es decir, que el resto de gente y, muy especialmente, el resto de mujeres, ya van sobrando, ¿no? No están a la altura de los requisitos y expectativas de estos dos encantadores elementos humanos, a saber: que sean «listas» y además «sexis». Y permitidme que os diga, queridos hierbajos, que dudo que al soltar ese grandioso cumplido este tipo estuviera pensando precisamente que hacen falta más «hombres sexis» para hacer de este mundo un lugar mejor.

¿Qué cojones es lo que está mal con esta gente? En serio, ¿qué cojones?

Dios, es que me caliento.

¿Sabéis qué? Que esto no es una reflexión, en realidad, solo es que necesitaba gritar un rato, aunque fuera por escrito, para liberar un poco de presión. De lo contrario me iba a estallar la cabeza.

Así que aquí os lo dejo, podéis decirme qué opináis en los comentarios. O, en su defecto, podéis dejarme vídeos de gente rescatando gatitos y cosas así para ver si podemos contrarrestar entre todos esta súbita caída de mi fe en la humanidad. Que yo sé que no todo el mundo piensa/dice estas tonterías, pero es lo típico: aparece el iluminado de turno y te quedas con el optimismo para el arrastre.


Ale, con Dios, hierbajos.

Reapertura del buzón

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¿Uhm? No sé qué hacéis aquí, pero ya os estáis marchando.

Eso, eso. Fus, fus. Aquí no hay nada que ver.








Bueno, ahora que me he asegurado de que solo los esclavos de la psicología inversa como yo seguís leyendo esta entrada, es el momento de anunciar que…

                                             

¡Se reabre el buzón!

Nos hemos vuelto locas y hasta el uno de enero (no incluido) el buzón va a estar abierto. De lo que nos recomendéis sacaremos unas siete mini reseñas hasta el fin de año. El libro que dé para la entrada más graciosa (ya sea porque dicha novela es terrible o terriblemente entretenida) tendrá derecho a un premio: elegir el tema de la siguiente entrada de “Yo también quiero ser escritor” porque somos pobres y de momento no nos da para más. ¿Y cómo decidiremos qué entrada es la que tiene más chispa? Fácil, la que tenga más votos (abriremos un periodo de votación después del uno de enero).

Resumen exprés para que nos entendamos todos: recomendadnos libros malos y graciosos, pero nada de erótica (ni siquiera erótica de dinosaurios, lo siento), hasta el uno de enero.

¡Zarcillos y brotes, malas hierbas de todas las edades, queda inaugurada la reapertura del buzón! ¡Sorprendednos!

No os quiere,

O: Zarza, furcia, no cierres, que no les ha dicho el nombre del evento. Con el nombre tan majo que le hemos puesto.

Z: Agh, qué tedio. Ortiga había sugerido "¿Qué mierda es esto?" y, sobra decirlo, me parece un título muy... zafio. Así que vamos a quedarnos con un versión apropiada para todos los públicos. Como por ejemplo...

O:¡¿Qué puerros es esto?! :D Y así se va a quedar.


Sigo sin quereros,

Z.

P.S.: El buzón al que tenéis que hacer llegar las sugerencias es el de siempre, esta entrada solo es informativa y para fangirleo general.

Este puerro es Dalas Review

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¡Comenzamos! ¿Qué puerros es esto?


Sólo tengo una cosa que decir: «película porno de edificios cachondos».

Y ahí os dejo con la intriga de saber qué demonios se estaba fumando este iluminado.

Lo que te lanza Internet cuando buscas "porno arquitectónico".

Lo que se entiende en realidad de la imagen que
el muchacho pretendía describir: alien acid spit.





Título: Fugitivos en el tiempo
Autor: Dalas Review

No puedo recordar haberme leído nunca un libro que estuviera ya no peor escrito que este, que también, sino que además fuera más aburrido. Así que dudo que esta entrada vaya a dar para mucho jolgorio.

¿Sabéis estos libros que hacen que te piquen los dedos de querer coger un boli rojo? Y quien dice un boli dice… unas tijeras… un mechero… o un lanzallamas, por no tentar a la suerte.

En cierta ocasión encontré la opinión de un tipo por internet que decía que este libro daba cáncer. Lo corroboro (con perdón del cáncer). Y eso que no llegué a pasar del quinto capítulo y dudo seriamente que nunca vaya a tener valor necesario para continuarlo.

Este libro, queridos hierbajos, es más aburrido que ver gotear un grifo.¿Habéis probado alguna vez a castigar a una clase de niños revoltosos con una película de un grifo que gotea? Es… catártico. Llega un momento en el que tienes que retirar todos lapiceros y otros elementos punzantes. Por si las moscas.

Este libro, queridos hierbajos, es TAN aburrido que he tenido que irme dedicando a buscar creativas maneras de destrozarlo. Para resistir la tentación de cortarme las venas con las hojas, y tal.

En el segundo capítulo me propuse tachar todas las explicaciones. Dieciséis páginas quedaron reducidas a dos (y media). Literal.

En el tercer capítulo me puse a contar puntos suspensivos (lo del grifo que gotea no era broma). Sale una media de más de cuatro sets de puntos suspensivos por página. Si los pusiéramos todos juntos igual daría para ahorcar a este tarado. Igual así finalmente se callaba.

En el cuarto capítulo me dio por fijarme en la cantidad de preguntas retóricas que se lanza a sí mismo (o a los lectores) el personaje narrador. Escalofriantes veintiún preguntas en veintisiete párrafos. Tocan a tres preguntas y media por página.

¿Os estoy aburriendo? Bienvenidos a mi pesadilla.

Los niveles de ridiculez de esta historia me llevan al borde de las lágrimas. El narrador no se calla NUNCA y además no tiene ni pajolera idea de NADA de lo que nos quiere vender. Ridículo es, de hecho, un halago. Este texto rebasa ampliamente lo insultante: el tipo es capaz de reconocer su propia voz al teléfono, con un par, pero no es capaz de generar tensión narrativa ni siquiera a base de disparos.

No me siento capaz (ni, a pesar de todo, os odio lo suficiente) como para copiaros un fragmento de la novela. Os copiaré el texto de la contraportada, que Dios sabe que tampoco tiene ningún desperdicio.

«¿Sabes?, estoy harto de esta clase de texto para la contracubierta de un libro [Ortiga: claro, con tu afición por enrollarte entiendo que te joda que te pongan un límite de media cuartilla]. ¿Crees que unos pequeños párrafos van a poder resumirte todas las cosas que ocurren en este [Ortiga: como venía diciendo…]? Si te lo intento explicar, no podrás entender lo que ocurrió en unas cuantas líneas [Ortiga: no podrías entenderlo ni aunque te leyeras el puñetero libro entero]. Viajes en el tiempo, disparates paradojas, saltos acrobáticos… Tal vez no lo entiendas ni aunque leas esta novela [Ortiga: my point exactly]: eso dependerá de tu inteligencia [Ortiga: sí, es posible: cuanto más lo pienses, más confuso te quedarás].
Todavía hoy me esfuerzo por saber la verdad [Ortiga: te lo pondré fácil: la verdad es que no tienes ni puñetera idea de escribir, dedícate a otra cosa]. Puede que tú creas que esto no es más que otra historia de ficción… [Ortiga: no, gracias a Dios esto no se lee todos los días] Pero, después de todo, ni siquiera yo puedo afirmarlo [Ortiga: yo sí. Doy fe].
Mi nombre es Dalas Azahar, más conocido como Dalas Review [Ortiga: quizá me recuerden de otros puerros como… mmm… cualquiera de mis vídeos]. Sin embargo es Uriel el verdadero autor de esta novela [Ortiga: y además ambos somos self inserts en ella]. Un delincuente informático que terminó atrapado dentro del invento más grande y terrorífico de la historia… [Ortiga: mira, ahí no te puedo quitar la razón: la novela es interminable y, sin duda, terrorífica. Quedar ahí atrapado tiene que dar para un par de traumas (un par de cientos)] Es necesario que olvides todo lo que creías saber hasta ahora sobre los viajes en el tiempo [Ortiga: sí, mejor olvídalo: si intentas buscarle la lógica a esto acabarás con dolor de cabeza], que son imposibles. Existe una forma mucho peor de hacer este tipo de cosas… [Ortiga: doy fe, doy fe]».

No sé si Dalas Review se está cagando en la escritura o directamente en sus seguidores. Tampoco sé quién me da más vergüenza: él por escribir esta… este puerro, o quien quiera que sea el loco que decidió que odia tanto a la humanidad que tenía que publicarlo. Quiero decir que entiendo que las editoriales son empresas y tienen que hacer dinero, de acuerdo, pero, ¡¡pero!!

Este puerro es Nosotros después de las doce

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¿Qué puerros es esto?

Quiero decir que no me sorprende que haya gente a la que le gusta la manera de narrar de esta autora. Laia Soler tiene preferencia por las historias sencillas y amenas (se mete en más de una camisa de once varas y habla de cosas que no controla, pero al margen de eso… [Zarza: ya, bueno, en lo que se mete esta niña es en unas idas de tarro tremendas, ¿cómo te diría yo? Un chico y una chica que se conocen en la universidad y parece que se gustan y ¡¡ENTONCES!! resulta que son reencarnaciones de hace la tana de años y eran de clases diferentes y él se murió en el Titanic. Una chica se va de viaje a Islandia y conoce a dos chicos y ¡¡ENTONCES!! uno de ellos está muerto y el otro le mantiene vivo encerrando cascadas en tarros. ¿Con qué nos va a deleitar esta vez?]). No se mete a hacerle la cabeza un lío a nadie con sesudísimas tramas cruzadas e intrincados juegos de pistas ocultas: lo que lees es lo que hay y sus historias suelen tener un toque de amabilidad, por decirlo de alguna manera, que entiendo que a algunas personas les pueda parecer entrañable. Tal vez esto es a lo que la gente se refiere cuando hablan de «escribir con sentimiento». La literatura sincera no me parece que sea buena literariamente hablando, pero, como digo, entiendo por qué a la gente le puede gustar.

Lo que sí me hace rechinar un poco los dientes, no obstante, es leer cosas como la descripción de Amazon:«Laia Soler es una de las jóvenes escritoras más talentosas de la literatura juvenil actual». Lo lamento: tengo que discrepar. Me consta que hay otros escritores con mucho más talento que esta mujer. Sí, puestos a comparar, creo que Laia Soler tiene más mérito ahora mismo que, por ejemplo, Laura Gallego, aunque sea solo por un detalle muy sencillo: donde Laia coge y te escribe una sencilla y amena historia de doscientas páginas, Laura se las ingenia para añadirle dos epílogos, un prólogo, tres tramas paralelas, quinientas páginas extra que a nadie le importan y te lo vende como una trilogía de fantasía épica, invariablemente. Pero, ¿sabéis qué?, que puestos a comparar también podría decir que Jorge Cienfuegos, persona de la que seguramente muy pocos habéis oído hablar (si es que alguno lo ha hecho), le da a Laia Soler tres vueltas y todavía regresa y se pone a caminar con ella, porque es así de majo[Zarza y Ortiga:¡¡Jorge Cienfuegos, TE QUEREMOS!]. Creo que Laura Tejada tiene cuatro veces más intención comunicativa (e interés comunicativo, ya que nos ponemos a ello) que Laia Soler. Pero, en fin, también entiendo que decirle a tus potenciales compradores que escoger tu producto les convierte en personas inteligentes es una de las estrategias de márquetin más viejas del mercado.




Si tengo que ponerme a hablar de este libro en particular, hay varias cosas sobre las que me gustaría poner el acento.

En términos literarios, creo que a Laia Soler le haría mucho bien dejar de utilizar received text. De verdad. No es una chica que escriba tan mal; no es un genio literario, pero la mujer se defiende. Sin embargo, su texto, ya de por sí tirando a plano, no se ve precisamente beneficiado por el abuso de expresiones tan repetitivas (en esta ocasión me estoy fijando especialmente en la expresión «entre pecho y espalda», que parece que en cada libro que escribe esta chica hay una expresión concreta a la que se aficiona. [Zarza: y… ¡hasta ahí llega la construcción de la voz narrativa! O: por desgracia, sí. Y la de las voces de los personajes, que luego la mitad de las veces no se sabe quién habla y toca volver atrás En buscar del último interlocutor señalado, como si fuera una aventura de Indiana Jones]). Y si además se dejase de explicaciones en favor del lector ya sería al releche. Pero con lo del received text por lo pronto yo me daba por satisfecho [Zarza: por si alguien no lo ha notado, Ortiga estos días se nos siente Ortigo. Ortiga: qué furcia eres. Zarza: así que no os sorprendáis si la veis referirse a sí... mismo con adjetivos masculinos. Y tampoco os sorprendáis si nos veis a las demás hacerlo].

Otra cosa que suelo encontrar irritante de los textos de esta autora son los reproches moralistas que sus narradores van soltando por ahí como el que no quiere la cosa (temas medioambientales, por ejemplo). Que, ojo, no vengo a opinar sobre si estoy a favor o en contra de según qué cosas, pero no me gusta demasiado que los libros me intenten adoctrinar: para eso me busco una secta, que al menos ya sé a lo que voy. Esta manía es, en el fondo y en la forma, muy de Laura Gallego, que para algo es una influencia importante de esta quinta de escritores.

Más cosas fáciles de encontrar en Nosotros después de las doce son cosas que no tienen ningún sentido. Tenemos, por ejemplo, que se describan los cuentos de hadas desde la conciencia de una niña pequeña utilizando las palabras «patraña edulcorada». O el momento en el que la madre de la prota le pregunta a su hija si recuerda a otro personaje (este personaje en cuestión es la madre de una amiga inseparable de la prota, esta familia se mudó fuera del pueblo en el que todos viven hace sólo dos años y la prota solía pasarse media vida en casa de la amiga): me queda la duda de si la madre es estúpida, si cree que la estúpida es su hija o si directamente está intentando ser pasivo-agresiva [Zarza: o si tiene Alzheimer. ¿Te acuerdas de quién es esta mujer, hija? ¡Porque yo no me acordaba!].

Luego llegan los momentos en los que el narrador decide romper espontáneamente la cuarta pared e interpelar al lector. Me queda por saber si este recurso está justificado, si la voz narrativa está justificada, vaya, porque es una narración en primera persona (salvo pedazos de por medio narrados en tercera). Como todavía no he acabado la lectura, no tengo ni idea.

Y qué me decís de esto: ¿qué puede haber más original en una historia que una protagonista pelirroja? Sí, queridos hierbajos, Laia Soler pone en práctica las sabias enseñanzas de John Green y su Bajo la misma estrella: las cosas siempre molan más por duplicado [Zarza: oh, es como Cardo y su novio. Ortiga: sí, lo pensé. Sólo que mucho menos adorables].

También me da por preguntarme por qué el nombre del perro de la prota aparece en cursiva.¿Se lo dicen con sarcasmo? Pobre animal.

Hola, "Frankie".
[Zarza: si algún día tengo un animal le voy a poner un nombre con comillas. Hola, "Patitas".]

O qué tiene de arte este rollo de las «cámaras lomo» [no, Zarza, no se come] que me quiere vender la historia. Algo como que usas carretes usados o caducados para hacer las fotografías y así consigues efectos inesperados, sobreexposición y otras cosas aleatorias e incontrolables. Vamos, que tu intención comunicativa es un cero patatero, porque el efecto depende de cómo te salga de loco el carrete, cosa que no depende de ti y no tienes manera de predecir ni de controlar. Y aún así la prota, que es muy fan de esto, sale por ahí a «buscar inspiración» para sus fotos. ¿Qué inspiración ni qué puerros? Si el trabajo real lo está haciendo el carrete, no me jodas.

¿Os resulta tan preocupante como a mí ver este tipo de
"chistes" circulando por internet?
Y después está el tema peliagudo de que los personajes hacen gala de un amplio muestrario de actitudes y conductas terriblemente machistas y perniciosas: desde el habitual arrinconamiento recurrente de él hacia ella y contenerla físicamente de diversas maneras; pasando por comentarios de terceros del tipo «Haz lo que quieras. Eso sí, yo te lo advierto: Teo no para hasta que consigue lo que quiere»[Zarza: pues no me lo adviertas: denúnciale]; hasta llegar a la confirmación empírica de que, en efecto, este tipo necesita con urgencia que alguien le dé unas lecciones sobre consentimiento. Hay veces en las que ella expresa verbalmente su discrepancia con las acciones de él y le pide parar (cuando él le quita cosas, por ejemplo) y él decide hacer caso omiso de las negativas hasta que logra sus objetivos (morrearse, en el ejemplo anterior). Hay otras veces en las que él pide verbalmente consentimiento y ella procede a reírse en su cara y explicarle que esas cosas no se preguntan, porque se carga el ambiente (claramente, ella también necesita esas lecciones de las que hablábamos). Es escalofriante. Mis ganas de hacerle facepalm a los protas (y asfixiarlos en el proceso) han sido poderosas. Tanto o más escalofriante ha sido también el momento en el que aparece la figura del abuelo a defender la virtud de su nieta de la manera más patriarcal posible:
[abuelo en presencia tanto del chico como de la chica en un lugar público]
«(ella) —¿Desde cuándo tengo prohibido hablar con la gente, abuelo?
(el abuelo) —Desde que hablas con idiotas que solo quieren meterse debajo de tu falda». Que, oye, al menos la niña se cabrea y va a cantarle las cuarenta al abuelo, pero se hace más hincapié en el hecho de que es una falta de respeto hacia el pipiolo que hacia ella como mujer (está bien que se enfade, pero se enfada por los motivos equivocados. En cierto sentido, en realidad, es peor que si no se cabrease en absoluto). A veces me hierve la sangre, no lo puedo remediar [Zarza: a veces me dan ganas de que les hierva a ellos]. En fin, sé que son personajes y que los personajes pueden ser todo lo machistas, insufribles o ignorantes que al autor le dé la real gana, eso no los hace ni mejores ni peores personajes por sí mismo, pero a mí me crispa encontrar esto en un libro para adolescentes porque me da así como en la nariz que la propia Laia Soler quizá no es muy consciente de que el personaje femenino también está sucumbiendo a y reforzando el problema machista de base (me avergüenzas porque has insultado a mi amigo, no por el hecho de haberme insultado a mí dando por sentado que no tengo capacidad o poder de decisión sobre mi propio cuerpo). Igual estoy yo en un error y la autora es plenamente consciente del machismo integrado que demuestra su personaje femenino y de hecho lo ha hecho adrede, qué se yo, pero… habrá que ver cómo termina esto.


Pero para que no digáis que no soy buena, también hay algunas cosas que están bien hechas. He encontrado alguna desfamiliarización que me ha hecho feliz. También hay una comparación (un set de tres comparaciones, en realidad) que, de estar hecho a posta en tanto que set la verdad es que muestra una intencionalidad comunicativa fantástica (si ha sido una agrupación aleatoria es un fail de proporciones preocupantes): «Su nombre suena como una gota cayendo en el tejado. Como un chasquido de dedos. Como un tronco partiéndose por la mitad». Muestra progresión en la intensidad, muestra los sentimientos de la prota hacia el pipiolo sin deletreárnoslos, como algo que crece y resulta más intimidante o que afecta de manera más rotunda [Zarza: si esto ha sido a posta sería MA-RA-VI-LLO-SO. Y además es otra desfamiliarización. Ortiga: lo sé, lo sé. En cambio el nombre del perro suena como a unos dedos haciendo comillas en el aire :D Zarza y Ortiga: AJAJAJAJAJAJA].





En fin, hierbajos, esto es de momento todo lo que tengo que decir de esta novela. Me voy a ir a seguir leyendo, y lo más probable es que luego publique otra entrada porque he llegado a un punto en el que sé que, sí o sí y antes de pasar a otros puerros, tengo que terminar de leer esta historia: es la única manera de averiguar si Laia Soler ha de hecho mejorado un montón en intención comunicativa o mis peores temores se van a ver confirmados. Tengo miedo, el camino por el que está tirando esta historia es... peliagudo.

Os mantendremos informados O.O

Este puerro es Un monstruo viene a verme

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Tengo un problema.

Ahora haceos los sorprendidos, por favor.

Nadie se esperaba esto, lo sé, pero resulta que es verdad: soy incapaz de ser una criatura metódica y constante que toma apuntes según lee y cuando acaba el libro escribe una reseña.

Me pregunto cuántas veces habré dicho esto.

Allá por febrero del año pasado me escapé del mundo durante dos semanas para escribir y leer durante todo el día. Leí varios libros, de los que he ido haciendo críticas varios meses después (haceos una idea de cuándo llegarán las críticas de lecturas más recientes). Uno de ellos fue Un monstruo viene a verme. Y no me acuerdo de nada.
Comodín de la llamada. Plis.

Vale, miento, de algo me acuerdo. Pero sobre todo porque lo estoy releyendo sobre la marcha. Además, no fui a ver la película que estrenaron hace relativamente poco porque estaba fuera del país, así que ni siquiera tengo el comodín.

Aviso para navegantes: tenía ya pensado subir esta crítica cuando nos la habéis recomendado en la Reapertura del buzón, así que por ese motivo no se parece a las mini reseñas que ha estado subiendo Ortiga de ¿Qué puerros es esto? (hablando del tema, todavía le queda subir la segunda parte de Nosotros después de las doce. Atentos al blog estos días).

Así que...
¿Qué puerros es esto?


Una vez dicho esto tengo que decir que me gustan los tejos, y en este libro no dan siempre información fiable sobre tejos. Eso me molesta, de modo personal y como lectora que ya no se fiará nunca de la voz narrativa en esta novela (adiós, autoridad racional). Las bayas de tejo NO son venenosas. De hecho, es la única parte del árbol que se puede comer (habiéndole quitado el hueso antes, que sí es tóxico). Es más, he leído que en algún momento se usaron para hacer jarabe para la tos.

Oh, antes de que se me olvide. Spoilers, gente.

La autoridad emocional supongo que está algo mejor conseguida. El narrador es en tercera persona y tiene un tono bastante infantil que cuadra con el protagonista. A veces se luce con silencios narrativos y escenas poderosas y otras veces se echa la soga al cuello con una tensión narrativa muy pobre construida a base de puntos suspensivos y con demasiadas explicaciones.

Habemus núcleo. Concretamente sobre la culpa, la responsabilidad, la impotencia y el castigo, así que esto irá directo a honrosas excepciones a pesar de lo que me fastidian las cosas explicativas. Es un núcleo que no está del todo apoyado mediante la selección de elementos ni muy trabajado en el texto, pero sí a nivel de personajes y de ciertas escenas. Una cosa buena que tiene es que se vuelve menos explicativo conforme avanza (luego al final recae), y los diálogos también mejoran (y luego al final decaen). Se vuelven menos claros, más llenos de cosas que no se están diciendo porque los adultos a veces no saben cómo lidiar con un crío cuando su madre tiene cáncer/le están haciendo bullying/ambas. Eso es maravilloso, no sé.

Hay una pega que le pondría a todo esto y es que a veces da la sensación de que el autor piensa que está hablando de la valentía. Está obviamente relacionada con el núcleo, pero es mentira que sea el centro de esta historia. Quiero que lo sepáis.

Dios. Qué fuerte que esta cita sea de este tipo.
No le vendría mal aplicarse un poco el cuento.
Vamos a hablar de personajes. Conor, el protagonista, tiene objetivos conscientes e inconscientes, muchas veces contradictorios, y eso es genial, porque según se descubren no suelen estar explicitados (y luego, al final, todo se va al infierno). De vez en cuando la manera de mostrarlos no es la más creativa o la menos obvia, pero me conformo por el tono infantiloide generalizado del narrador. Yo esto se lo daría a leer a un crío, para que os hagáis una idea, porque muestra cosas aparte de contarlas y es interesante que un niño empiece a ver que se puede y debe hacer esto de no destripárselo todo al lector.

Como decía, objetivos. El protagonista quiere que le castiguen, así que no se defiende del bullying y de alguna forma casi lo busca porque en cierto sentido siente culpa ante la enfermedad de su madre (ante el no poder/querer hacer nada, entre otras cosas). Me gusta el tema de la culpa en relación con el bullying y la enfermedad de un ser querido, no lo puedo evitar, y hace que el protagonista sea un personaje redondo. Quiere salvar a su madre, pero no cree que él pueda hacer nada, se siente quieto como un árbol de tejo, y sin embargo quiere también castigar a todos los que le muestran misericordia o lástima. Quiere que le vean. Quiere que nadie le mire. Quiere que su madre muera y acabe todo (como un monstruo). No puede perdonarse, pero quiere que le perdonen. No sabe cómo hacerse cargo de todo lo que le está ocurriendo. Es todo muy, muy encantador, aunque algunos de estos objetivos se expliciten por el narrador o por los propios personajes hacia el final de la narración (la obsesión que tiene el monstruo con la verdad es muy poco literaria).
Uhmmm... pavo.

Los demás personajes relevantes en general están bien caracterizados y también tienen su punto de profundidad y contradicción: la abuela moderna, estricta e independiente que en el fondo también está llena de culpa y rabia, el padre desentendido de su hijo que parece haberse convertido en un americano, pero quiere decirle la verdad sobre su madre, la amiga defensora que es en realidad la que extendió los rumores sobre la madre del protagonista. Todos lidian a su manera con la culpa. La abuela se encarga de todo e intenta que todo sea perfecto, que nadie toque nada no sea que se rompa, el padre escapa de todo...

La madre está menos trabajada, diría yo, aunque también tiene su contradicción: en el fondo quiere decirle la verdad a su hijo, pero aún más quiere mentirle a él y mentirse a sí misma y ser capaz de creer. En el fondo el monstruo y la madre son un poco la misma cosa: hacen que el protagonista se mueva y pueda expresar su culpa y perdonarse.

No sé a quién me recuerda este psicópata.
El bully es un psicópata zumbado y no está trabajado en absoluto. Creo que en cierto aspectos ha quedado verosímil y en otros ha quedado como un ser maligno concentrado en el cuerpo de un niño de trece años. Como sé que los críos de cualquier edad pueden ser seres malignos en el fondo no diré que queda poco realista, pero habría estado bien si estuviera todo un poco más construido, pero parece que todo se queda en torturar de la peor manera al protagonista, porque este se siente culpable y quiere que lo castiguen. No termina de gustarme que toda la situación de bullying surja a raíz de la pesadilla donde el protagonista se enfrenta a la culpa, porque parece que de algún modo el bullying sucede porque la víctima lo busca/el bully es un loco peligroso y no tiene más motivaciones que el sufrimiento en su forma más cruel/la feliz unión entre ambas. Es una idea un tanto simploide cuando se trata como causa de una situación tan complicada (y un tanto peligrosa para un libro seudo infantil).

Los diálogos en general están bien, mejoran con el paso de la historia: me encantan las excusas del padre y la tensión de la abuela que todo lo juzga. También, las mentiras del niño.

La prosa es sencillita y de tono infantil. Explicativa. De vez en cuando utiliza metáforas que no son nada del otro mundo. Y otras veces, silencios en escenas con carga emocional, lo cual es muy lovely. De hecho, en ocasiones en vez de, o aparte de explicitar un sentimiento del protagonista, la voz narativa lo pone a recordar una escena y consigue transmitir lo que quiere sin necesidad de exagerar ni ser particularmente melodramático. Como nota personal diría que esta me parece una historia perfecta para usar desfamilizarizaciones (es lo que tiene el combo niños+cosas paranormales/magia), pero el autor no se moja mucho.

Por cierto, la versión que tengo de esta libre es la que tiene ilustraciones. Cómo me gustan las ilustraciones, repámpanos.

Y eso es todo en principio, queridas malas hierbas. ¿Alguien más ha leído este libro o ha visto la película? Sobre todo me interesan opiniones sobre la película, que a mí Bayona desde Lo imposible me da urticaria.

No os quiere,


Z.

Este puerro sigue siendo Nosotros después de las doce

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Veréis, queridos hierbajos, estoy en un avión y cada vez que abro mi mochila sale un delicioso aroma a queso polaco. Tengo hambre. Pero este no es el tema. Yo he venido a hablaros de cierto puerro.

Ah, pero primero (antes de que se me olvide): hay una cosa que me gustaría aclarar por si las moscas. Lo que dijo Zarza sobre mi recién estrenada afición a las terminaciones en masculino no es exacto. No me siento «Ortigo». Mi nombre es Ortiga y sigo adhiriéndome a clasificaciones de género no binarias. No es lo mismo identidad de género que expresión de género. Queda dicho.

Ahora sí: hablemos de puerros.

Hay una cosa que debo confesaros, hierbajos, y es que este libro que ha quedado apuntito, apuntito de que le colgase la etiqueta de Honrosa excepción. Sí, sí: casi habemus núcleo. Al final, por desgracia, la cosa se queda en moraleja, pero es indudable que Laia Soler ha mejorado como escritora desde su primera novela a esta parte. Todas mis felicitaciones.

¿Qué cosas han mejorado?, quizá os estéis preguntando. Pues veréis: aparte del casi núcleo, en este libro te encuentras con algunas desfamiliarizaciones (como ya dije en mi anterior entrada al respecto) y algunas otras figuras literarias con aparente intencionalidad. El narrador sigue siendo explicativo y algunas de las intenciones de la autora no están lo bastante trabajadas, pero hay subtext y hay intención comunicativa. Soy una Mala Hierba feliz.

Creo que la moraleja hubiera dado para un núcleo más que decente, pero al final la autora no se moja y no reflexiona al respecto, se limita a hacer que el personaje acepte que una determinada actitud es buena y otra, mala. Y cuando digo que no reflexiona al respecto es que realmente no se para a pensar en el berenjenal en el que se ha metido…

SPOILERS AHEAD





Veréis, hierbajos, resulta que en el pueblo en el que se desarrolla la historia hay un carrusel con un caballito mágico: si te subes en él, te borra la memoria. En fin, no solo te borra la memoria a ti, borra la memoria colectiva del pueblo sobre el suceso que quieres olvidar. Así pues, la prota es bastante drogadicta de este lavado de cerebro y de pequeña se dedicaba a correr a montarse al caballo cada vez que le ocurría un drama dramático. En consecuencia, tenemos una muchacha que no ha aprendido a lidiar con los sentimientos negativos y la frustración. Más adelante, al final de la historia, la protagonista descubre que hay una manera de recuperar los recuerdos que el carrusel le ha borrado (porque ¡¿qué sería de la vida sin el botón de «deshacer»?!, las cosas tienen que venir con el correspondiente antídoto para que todo el mundo pueda desdecirse y «aquí no ha pasado nada»).

Tengo muchas quejas con respecto al carrusel y sus trucos de magia. Por un lado, me parece que Laia Soler es hasta más vaga que yo y no se ha molestado en buscar una buena explicación para el asunto: al grito de «¡¡la la la la, lo hizo un mago!!» parece ser que nos pueden colar cualquier cosa. Pero, vale, pasemos por alto la poca importancia que se le da a la coherencia de la magia. Cuando la niña decide recuperar los recuerdos y sentimientos que en su día se borró por no saber gestionarlos resulta que, abracadabra, a la prota no le pasa nada de nada a nivel emocional: nos la quieren colar con que los recuerdos ya son lejanos y por lo tanto no afectan al personaje de la manera incapacitante en que la afectaron en su momento. Pues no, mira: un sentimiento que decides deliberadamente no encarar y no gestionar, luego para cuando quieres abordarlo se te ha enquistado y es una lata. Hubiera sido muy agradable ver un poco más de coherencia (y autoridad) emocional, la verdad.

No solo eso. Es que además apenas se reflexiona tampoco sobre las consecuencias que el carrusel tiene en el resto de pobres víctimas a las que les están quitando el derecho a decidir si quieren olvidar un recuerdo. Tú decides que quieres olvidar un recuerdo muy chungo (pon, por ejemplo, la muerte de un ser querido), te subes al carrusel y el chisme cambia la historia convenientemente para que a ti no te duela tanto esa falta. Pero es que no solo te modifica la memoria a ti: le modifica la memoria a todo quisqui que haya estado implicado. Total, que estás jugando con los sentimientos ajenos también. Pues nuestra protagonista es tan ombliguista que no le hace ni cosquillas, no es que se lo piense y le parezca bien o le dé igual, es que ni se lo plantea prácticamente: cero reflexión.

Así pues, todo este rollo del carrusel borra-memorias, que podría haber quedado como una metáfora bastante chula de diferentes mecanismos de autodefensa psicológica (disociación, supresión…), al final se queda en un «ah, ¡mira tú qué conveniente!».

Literalmente lo único bueno que tiene cómo está tratado el asunto del carrusel es la doble metáfora que hay dentro de la ficción: la niña tiene por afición pintar un mural en una de las paredes de su cuarto, y de vez en cuando lo vuelve a poner en blanco, como si resetease, y comienza de nuevo. Una metáfora de una metáfora.

Paralelos a la historia principal tenemos, además, los capítulos extra en los que, plot twist!, resulta que la reina hada de las leyendas del pueblo es una chismosa que no tiene nada mejor que hacer con su eternidad que contarnos los recuerdos olvidados de la protagonista de esta historia.

Y luego tenemos el tema recurrente del machismo, que, lejos de decaer, campa a sus anchas por los prados.

Queridos hierbajos, tengo esta mitad de la entrada escrita desde hace una semana y durante todo este tiempo he tenido el blog en pausa absoluta por falta de tiempo. Mi vida se complicó y he tenido la cabeza llena de ideas para cremas. Claramente, no voy a ser capaz de cumplir mi meta de leer siete libros antes del día 1, pero ya se me ha pasado, he regresado, ¡muajaja! y todas esas cosas. Así que voy a terminar esta entrada porque ya he empezado a leer otro puerro mientras me teñían (o más bien desteñían) el pelo de blanco en la peluquería esta mañana [:D].

Continúo con el tema del machismo en la historia.

Todos los personajes siguen haciendo gala de comportamientos y comentarios muy cuestionables. Incluso la propia protagonista-narradora da en el clavo al describir algunas costumbres conflictivas, solo que no parece que le resulten preocupantes en absoluto: cuando el tío no para de insistirle y darle el coñazo para que ceda a sus deseos («Intento evitar a toda costa a Teo, porque sé que si me acerco insistirá para que nos marchemos de aquí, y no quiero tener que negarme otra vez, sobre todo porque no sé si seré capaz de hacerlo»), cuando hace oídos sordos a lo que ella dice («Está claro que Teo oye lo que digo y escucha lo que quiere»), cuando ¡finge que está borracho! para que se haga lo que él quiere... ¿Tengo que repasar contigo las reglas básicas del consentimiento? Espera, en realidad no era una pregunta. Ven aquí, criatura, y toma asiento: te presento la Guía feminista para no ser un violador.

Tenemos también todos los terriblemente frustrantes momentos en los que parece que alguien va, por fin, ¡por fin!, a decir algo decente con respecto a una situación machista y… sí, entonces la conversación regresa a girar en torno al personaje masculino: «(el pipiolo) ¿De verdad dejas que alguien te diga lo que tienes que hacer? ¿O a quién tienes que ver? [Ortiga: bien, vale. No está bien que él la juzgue porque no puede ponerse en sus zapatos, pero la idea en abstracto es la indicada. Y entonces:]¿Qué pasa, que no soy lo bastante… yo qué sé, lo bastante bueno para él? [Ortiga: sí, por supuesto: todo gira en torno a ti. En torno a ti y al abuelo, criatura, porque ¿qué importa la opinión de ella en todo este tinglado? Tú tienes que ser lo bastante bueno como para convencer al abuelo. Di que sí]».

Además, la prota y su supuesta mejor amiga del alma nunca hablan de nada que no sea el pipiolo (hermano mellizo de la «mejor amiga»). De hecho las únicas veces en las que las dos «mejores amigas» se ven son los momentos en los que la prota va a buscar al pipiolo a su casa y la «mejor amiga» le abre la puerta y le dice automáticamente que él no está (¿por qué iba a ir la prota a casa de su «mejor amiga» para verla a ella? Por favor, ¡no digas tonterías!), o cuando se ven en pandilla con el resto de amigos de su quinta. La única conversación que mantienen las dos cuyo contenido no va del hermano-pipiolo no nos la cuentan, porque no es importante («Sin darnos cuenta, dejamos de hablar de Grég y de Teo, y nos perdemos en anécdotas del colegio y recuerdos de una infancia compartida que ya creía olvidados»).

Hay varios momentos en los que el pipiolo se siente herido o se cabrea con la prota porque, tras una larguísima, profundísima relación de un mes, ella no puede decirle que le quiere o hace comentarios realistas (algunos dirían «cínicos») sobre la caducidad de las relaciones/los rollos de verano. Es todo inmensa, irrevocablemente DRAMÁTICO, como seguro que os podéis imaginar. Ya sabéis: mi ligue no me dice que se quiere casar conmigo, debe de ser el fin del mundo, ¡como mínimo!

Y no me hagáis empezar a hablar de los profundos sentimientos del pipiolo, por favor.«Me encantas, Aurora. Toda tú. Tu nombre. Tus labios, tus pecas, tus ojos —se deja caer sobre mí para volver a besarme—. Toda». Sí, moza, me gustan de ti todas las cosas externas a ti y sobre las que no tienes ningún control ni te definen, ya sabes: el nombre que te pusieron tus padres, tu físico… es decir, «toda tú». Puede que la prota reniegue de su nombre porque odia los cuentos infantiles y las películas de Disney con sus princesas insufribles, pero mira que se ha buscado un novio que se ajusta al prototipo plano y superficial de príncipe azul, ¿eh? Más que Teo, igual al muchacho habría que llamarlo Felipe.

O de la prota. Sobre todo no deberíais hacerme hablar de la prota y sus frases estelares:
«Esto no puede ser casualidad. Dos días fuera con el chico al que me había prohibido ver y le da un ictus. De acuerdo, es un ictus transitorio, ¿y qué? Con más razón aún. Esto es un aviso del universo». Sí, hija, sí: a tu abuelo le ha dado un ictus porque has follado. Es una señal del universo de que deberías ser una mujer decente y volver a tus labores.
«(la prota)—¿Es tu forma de darme permiso para salir con él?
(el abuelo)—No necesitas mi permiso. Puedes hacer lo que quieras, ya eres mayorcita. Las cosas ya no son como antes, y tú eres una jovencita con dos dedos de frente. No puedo protegerte siempre». Al final va a resultar que él lo tiene más claro que ella. El patriarcado te da su beneplácito de ser dueña de tu vida, bonita, aprovecha.

En. Fin.


Quiero volver a repetir esto por si acaso aún no ha quedado lo bastante claro: no tiene nada de malo desde un punto de vista puramente literario que los personajes sean machistas. Lo que a mí me preocupa es que no me parece que en este caso sea una circunstancia intencionada por parte de la autora, con un objetivo comunicativo en mente. Eso sí que me parece más espeluznante.


Ale, con Dios, hierbajos.

Este puerro es Pasajeros

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¿Qué puerros es esto?
Zarza: tranquilo, este puerro es pasajero.


Hierbajos, no sabéis lo cabreadísimo que estoy ahora mismo. Yo pensaba que no podría irritarme ya mucho más una vez terminada de ver la película. Ingenuo de mí. La Wikipedia se lleva en esta ocasión el premio gordo (y el segundo, y el tercero, y todos los reintegros).

Voy a intentar comenzar por el principio. Y lo primero es lo primero: DEJO OFICIALMENTE CLAUSURADO EL BUZÓN DE SUGERENCIAS. Sí, queridos hierbajos, no he cumplido mi reto personal de siete libros en dos semanas. La cosa empezó bien, pero luego en seguida se me complicó la vida. El buzón, en todo caso, queda cerrado una vez más hasta nuevo aviso. Lo más seguro es que todavía siga escogiendo lecturas de entre las recomendaciones que me habéis hecho para lo que queda de mes y luego ya se verá.


Ahora, pasemos al puerro que nos ocupa.




En un principio no iba yo a mezclar películas aquí (de hecho, esta va a ser la primera vez que hable de una película en el blog [oh, miento, me olvidaba que dije algo de Frozen en su día]) y tampoco es que se trate de una recomendación, pero bueno. Esta película en cuestión requiere de una entrada o me temo que me daré yo solo un aneurisma a base de apretar los dientes.

Esta es una de esas tantas películas que parten de la premisa de que el amor lo justifica todo, lo cura todo y además nos hace no necesitar nada más en toda nuestra vida. Jodida amatonormatividad y me cago en todos sus muertos.

¿Sabéis que si buscáis en Google "feminist meme"
la mayoría de lo que aparece son machistas
intentando desacreditar el feminismo?
Os voy a deleitar con algunos de ellos.
Pero es que no es solamente eso. Igual soy yo, que últimamente no soy capaz de quitarme las temibles gafas violetas, o igual es que de verdad esta película es un peligro. O igual, más probablemente, son ambas cosas. Jodido androcentrismo y me cago en todos sus… Bueno, vale, creo que queda claro.

Voy a comenzar por copiaros la sinopsis de la película como aparece en la página Sensacine, así todos entramos en materia:
«En un futuro no muy lejano, la humanidad se ha visto obligada a salir en busca de nuevos planetas que colonizar. Esta travesía supone un largo recorrido por el espacio, haciendo [Ortiga: gerundio mal utilizado, por cierto] imposible viajar despierto, pues su duración es de 120 años. Tras muchas negociaciones, los altos mandos de la Tierra deciden enviar a un grupo de 5.000 pasajeros a una colonia lejana, que se trasladarán en un estado de sueño inducido dentro de una nave espacial.
Los problemas empiezan cuando, debido a una avería en las cámaras de sueño, el fallo de funcionamiento provoca que un pasajero despierte de su hibernación 90 años antes de llegar a su destino. Desesperado al comprobar que su proceso de criogenización ha fallado, Jim Preston (Chris Pratt), un joven mecánico, comienza a dar vueltas a la perspectiva de envejecer y morir absolutamente solo. Tras reflexionar, decide que prefiere tener compañía. Así, despierta a una joven periodista que duerme a su lado. Esta mujer es Aurora Lane (Jennifer Lawrence), una escritora de Nueva York que tiene como objetivo viajar por el espacio para después publicar la experiencia en un periódico. Juntos deberán enfrentarse a la idea de tener que pasar el resto de su vida solos el uno con el otro».

Vaya y yo toda mi vida confundido
pensando que la higiene la daban
el agua y el jabón...
Sí, hierbajos: «Tras reflexionar, decide que prefiere tener compañía». Te lo sueltan así. Con dos cojones. Oye, que lo he estado pensando y como que prefiero despertar a la buenorra esta para que me haga compañía (porque en las pelis todas las tías están cañón, fiel reflejo de la realidad [Zarza: para ser justos, todos los tíos están cañón también. Ortiga: bueno, todos los tíos a los que se tiene que tirar la prota, al menos]). Y la tía, por cierto, no es vecina de criocámara del chuloplaya este que nos han plantado como protagonista: se la encuentra un día por ahí mientras sale corriendo por entre la peña después de haber intentado suicidarse y no haberse atrevido, se lía a ver archivos de vídeo de las entrevistas que le hicieron a la tipa antes de seleccionarla para el programa y decide que se ha «enamorado de ella» (yo a esto lo llamaría obsesión, la verdad, y desesperación evidente, teniendo en cuenta su situación, pero cada cual a lo suyo [Zarza: moderno Pigmalion y moderna Galatea]).

La cuestión es que, como seguro que os podéis imaginar, el tío no solo la despierta a la fuerza hackeando la criocámara en la que ella está metida, además le deja creer que en realidad ha sido un fallo, como le pasó a él, y alimenta la mentira activamente. Como seguro que también os podéis imaginar, dado que es una historia «romántica», los dos pipiolos se enamoran. Más cosas que os podéis imaginar: en un momento dado ella se entera del pastel y se cabrea de lo lindo, como es natural.

Hay otras cosas de las que podría quejarme de esta película a nivel de coherencia, credibilidad y construcción de la trama, pero en esta ocasión me voy a centrar única y exclusivamente en lo horrible, cabreante, pateable, desquiciante del machismo subyacente a esta historia. Antes de que me empiece a tirar del pelo por pura desesperación y me quede calvo [todo el mundo sabe que las mujeres calvas no son atractivas y ningún hombre me iba a querer, lo cual me condenaría a una existencia de triste y dramática soltería y a nunca alcanzar mi propósito en la vida: el matrimonio y la maternidad. Un minuto de silencio por mí. O… bueno, ya que nos ponemos, mejor un aplauso].

Anda, mi madre me acusó de algo similar una vez.
Claro, que también tenía delirios persecutorios.
O quizá es verdad que no tengo nada mejor que
hacer con mi tiempo. Nunca lo sabremos.
Vamos a ver si puedo llevar un mínimo orden y decir todo lo que me gustaría decir de esta monstruosidad, porque podría tirarme despotricando discutiendo horas.

La trama se nos presenta como metáfora de un asesinato, y esto es probablemente el único punto positivo que le puedo conceder a la historia y a sus creadores. El pipiolo, al despertar a la muchacha, la está privando de la vida que ella había elegido, que iba a tener al final del viaje en el planeta-colonia. Arrebatarle su vida es un asesinato simbólico y ella como tal lo describe verbalmente durante la película. Cuando el suceso es, supuestamente, resultado de un fallo informático/mecánico, no hay culpables reales y ella termina por aceptarlo: los errores ocurren. No obstante, al enterarse (encima por parte de terceros [se lo cuenta un robot]) de que el pipiolo es el responsable único y directo de que ella esté despierta, la cosa cambia: no es un simple error, es una decisión que él estuvo meditando durante meses, que de hecho se tomó con calma y hasta llevó a cabo todo un ritual de aseo para estar presentable para ella antes de ir a trajinar con el cuadro de mandos de la criocámara. Nada malo hasta llegar a este punto: ella descubre la mentira, se enfada, le repudia, intenta lidiar con la nueva realidad. Lo malo es cuando aparece un tercer personaje en escena [¡qué conveniente!, el siguiente fallo de la nave consiste en despertar por accidente al capitán, que es el único que va a poder hacer algo para solucionar la situación, casualidades de la vida]. Cuando este nuevo personaje entra en juego, le cuenta un cuento a la chica y ella se lo traga: sí, sí, lo que ha hecho el pipiolo está muy mal y todo eso, pero, ¡pobrecito!, ponte un poco en su piel, lo mal que lo ha tenido que pasar. No sé si sois conscientes de las ganas irrefrenables que tuve de chillar cuando apareció esa escena. ¿Qué me ponga en su piel? ¡¿Que me ponga en su piel?! Te voy a cortar yo a ti el cuello, que ahora estoy muy jodida, y luego hablamos de si me tienes que compadecer un poquito más o no ¿vale? Venga, vale.

¡Qué gracia! Así con el pelito corto esta chica se parece
mucho a mí. Solo que ella tiene más pecho.
Hay que joderse, la jeta que se gasta en esta sociedad. Y es que te sueltan esa y se creen que esto es lo más lógico del mundo. Tan anchos se quedan. Que mira, que sí: el hombre lo estaba pasando mal, pero A) no se estaba ahogando, se sentía solo, hay una diferencia [la comparación que hace el capitán es que un hombre que se está ahogando se agarrará a lo que pueda, aunque eso suponga ahogar a otra persona, y que no está bien pero «el hombre se estaba ahogando»]; y B) aun en el caso de que, de hecho, se hubiese estado ahogando, los hechos siguen siendo que le ha arrebatado la vida a otra persona. Cuando tú matas a alguien, por muchos atenuantes que tengas, sigues habiendo matado a alguien y se te juzga por ello, tiene consecuencias, no se desestiman la vida y sentimientos de la víctima (o los familiares que deje atrás) con un «ya, bueno, pero pobrecito el otro también, deja ya de darle vueltas». El personaje del capitán juega en esta metáfora la figura de juez, es la opinión externa que tiene que pronunciarse sobre la situación para que los personajes puedan continuar con sus vidas, y coge el tío y te suelta un «sí, bueno, está muy mal y todo eso, pero ¡pobre hombre!».

Y es que encima, al final, el pipiolo encuentra la manera de que una sola persona pueda volver a meterse en una especie de criogenia y llegar vivo al final del viaje, y le ofrece a ella la posibilidad. Llegados a este punto, faltaría más, ella ya le ha perdonado todo y le ha dicho que no puede vivir sin él y le ha declarado amor eterno, así que elige pasar el resto de su vida recluida en la nave con él como única compañía. Con dos cojones.

Guau. La sutileza no es el punto fuerte
de algunas personas...
¿Sabéis como metáfora de qué otra cosa podría entenderse toda esta burrada? Como metáfora de una violación[bueno, de hecho hay un momento en el que deja de ser una metáfora de una violación para ser una violación de facto. Llegaré a eso]. El protagonista, un hombre, lleva a cabo un acto reprochable contra una mujer inconsciente. Al principio la mujer desconoce este suceso y se ha de enterar a través de una tercera persona (como las víctimas de violación que se enteran de su condición de víctimas cuando ven circular un jodido vídeo grabado con el móvil de cómo un capullo X se aprovechó de ella mientras estaba inconsciente: doble victimización). Cuando la mujer descubre la verdad, pasa por un proceso de rechazo, ansiedad y enfado (llora, se rompe… rompe cosas en su habitación, incluso ataca físicamente a su agresor, que es la única persona a la que tiene acceso en esta historia). Cuando finalmente aparece una tercera persona con la que denunciar el episodio, esta «voz de la justicia» le dice que no es para tanto y que «pobre hombre»; al mismo pipiolo le dice que no aprueba lo que ha hecho pero que… en fin, claro, pobrecito, lo entiende. Palmaditas en la espalda cortesía de la cultura de la violación. Qué bonito.

Y hablemos de la violación que os mencionaba antes. Uno de los requisitos imprescindibles para que pueda darse consentimiento es que este sea informado. Esto quiere decir que si, para mantener relaciones sexuales, tú retienes información que podría hacer que la otra persona retirase su consentimiento, eso es una violación. Así que, cuando el pipiolo y la chica follan, cuando ella no sabe que él es un capullo psicópata y mentiroso, eso no es sexo consentido. Eso es una violación.

Oh, sí, esto ya se va pareciendo más
a lo que hago yo cada día :D
Hay cosas en esta historia, hierbajos, que no puedo decidir si me dan ganas de gritar o de vomitar. Me cabrean tantísimo.

Esta película transmite unos valores de mierda y da un ejemplo pésimo. Otra vez nos están vendiendo que, cuando alguien te dice que te ama, le tienes que perdonar todo, porque ¡pobrecito! Pues no. Espera, que igual no te ha quedado lo bastante claro: NO.

Ya basta de vendernos que se espera de nosotras, las mujeres, que le perdonemos cualquier cosa al primer subnormal que nos diga que se ha enamorado de nosotras. Basta de tonterías. Basta de pasar por alto nuestras necesidades emocionales a favor de los deseos del gilipollas de turno. Basta.

Lo que hace el protagonista de esta película no es tolerable [Zarza: y aunque lo fuera, si a ella no le da la gana de perdonarle, está en su derecho]. El tipo se dedica a ignorar sistemáticamente los deseos de ella. Cuando ella no quiere hablar con él, no quiere escuchar sus excusas o sus motivos y le rehúye, él hackea un puñeterísmo altavoz para poder soltar su discursito por toda la nave y que a ella no le quede más remedio que oírle. Porque, claro, importa más que él se pueda sacudir la culpa y explicarse y quedarse a gusto que el hecho de que ella no esté interesada en oír lo que tenga que decir. Y es en ese momento cuando se produce una de las poquísimas cosas decentes que suceden en esta historia: ella le grita que le importa una mierda, que le dan igual los motivos por los que la despertó porque los motivos no importan, lo que importa es que lo hizo y da igual que ahora él se sienta culpable o no porque eso no cambia el hecho de que lo hizo.

Muy interesante, se nota que pilotas.
Cuéntame más.
Tengo otra cosa que deciros, criaturas. NO OS DEBEMOS NADA. Ninguna mujer le debe nada a un hombre. Si ella dice que no te quiere escuchar, déjala tranquila, maldito subnormal, acosador, que no sabes entender un puñetero NO, eres una paupérrima excusa de ser humano.

Esto es lo que nos están enseñando a las mujeres. Esto es lo que les están enseñando a los hombres.

¿Se me nota lo cabreado que estoy? Me alegro.

Bueno, pues imaginaos mi cabreo cuando, después de haber terminado de ver esta historia con ganas de abrir a alguien en canal y practicar un ritual satánico con sus vísceras, me meto en la Wikipedia para investigar a qué mente iluminada se le ocurrió esta subnormalidad. Huelga decir que no me sorprendió lo más mínimo comprobar que todos los puestos directivos, producción de guión… son hombres. Dios los cría y ellos se juntan y filman estos puerros. No sorprende tampoco descubrir sólo dos nombres femeninos en todo el tinglado: la encargada del vestuario (inaudito, ¿verdad?) y la encargada del montaje. Lo que sí que me sorprendió, y reavivó mis ganas de sangre, fue leer el «Argumento» que alguien había redactado para la página. Os copio un fragmento para escarnio público:

[Y es que el texto ni siquiera está revisado, joder. Le voy a arrancar las uñas a alguien, una por una.]

Esto... Nada que añadir, señoría o.O
Wtf?
«Un año después de despertar Aurora [Zarza: hola, Bella Durmiente], Arthur (un robot) le revela que Jim es el reponsable de su resurrección temprana. Aurora se traumatiza por la revelación con lo que reprende e incluso ataca físicamente a Jim, lo que causa un alejamiento de estos [Ortiga: ¡¡¿disculpa?!! Más te vale no estar diciendo lo que creo que acabas de decir. ¿Cuál dices que es la causa del distanciamiento? Y más te vale medir tus próximas palabras porque puede ser lo último que escribas]. Jim intenta explicárselo [Ortiga: ¿explicar qué? ¿Qué hay que explicar, maldito colgado?], pero Aurora no quiere hablar con el. Durante varios días, Aurora intenta vivir su vida alejada de Jim [Ortiga: "intenta", "intenta" es, sin duda, la palabra, porque él es un jodido impresentable al que se la sudan cosas tan estúpidas como la decencia o el consentimiento, eso es para los demás], pero un fallo en otra vaina de hibernación hace que despierte Gus Mancuso(Laurence Fishburne), un oficial de cubierta del Avalon. Esto provoca que Aurora y Jim vuelvan a acercarse [Ortiga: no. Hace que vuelvan a compartir espacio respirable, por el momento eso es todo]. Los tres descubren fallos múltiples en los sistemas de la nave por una sobrecarga de distintos componentes, que comenzó con el fallo en la cabina de Jim y siguió con fallos en los robots que patrullaban la nave, incluido Arthur. Gus intenta arreglarlo con la ayuda de Jim y Aurora, que todavía está disgustada con Jim por haberle despertado [Ortiga: ¡¡disgustada!! Pero qué ASCO me da la gente, JODER]».

Matar. MATAR. MATARRRRRRR.

Lo dejo. Ya no lo soporto más.


Adiós.

Por qué Moana es mejor que Frozen

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Y… se nos ha muerto el blog. Y encima durante el mes de cumpleaños del Jardín.

En fin.

Nosotras queríamos leer, de verdad. Queríamos subir pseudo-críticas jugosas y reírnos de todo el mundo, pero entonces Ortiga tuvo que hacer una locura durante la semana del buzón.

Y así fue cómo acabamos en un macrocasting de Masterchef. No preguntéis.

En cuanto a mí, he pasado los últimos días encerrada y cal y canto en mi estudio, escribiendo una novela a toda pastilla.

Así que en principio cancelamos el evento de elegir la entrada más graciosa de entre las recomendaciones del evento, porque en general las que subimos no tenían ni puñetera gracia. Venga. Circulen, aquí no hay nada que ver.

No me miréis así, que inauguramos unos Sanfermines y entonces ya veréis cómo circuláis, ya. En fin, supongo que haremos algún evento particularmente sangriento en un futuro relativamente cercano para compensaros el que tengamos una vida aparte de este pozo de ponzoña. Estamos barajando planes malvados.

Una vez dicho esto, pasemos a lo que había venido a hacer yo aquí: una crítica de Moana/Vaiana/la última película de princesas de Disney.


O un león... Wait, what?
Dicen por ahí que es mejor que Frozen… Y lo es. Por Dios que lo es. También me parece mejor que Enredados (narrativamente hablando, tiene el núcleo más definido y lo apoyan por todos lados), pero personalmente disfruté más con la historia de Rapunzel: es muy adorable y no hay personajes infumables que no callan, de esos que tanto se estilan en las películas infantiles (ejemGenioejemTimónyPumbaejem). Este tipo de personajes no son necesariamente algo malo a nivel narrativo, solo algo malo para mi salud mental y la integridad del resto de espectadores del cine. Por ejemplo, Timón y Pumba cumplían con un papel narrativo importante para el núcleo de El rey león con aquello de “Hakuna Matata”. Pero rediós. Qué ganas de tener un fusil.

En fin. A lo que íbamos. Moana. Vaiana. Lo que sea.

Aviso para navegantes: spoilers hasta donde alcanza la vista.

See what I did there?

Lo primero que deberíais saber es que si vais a ver esta película deberíais hacerlo en versión original. ¿No me queréis hacer caso? Espero que os sangren los oídos con las traducciones. Pero, eh, disfrutadlo.

Una vez dicho esto, comencemos por el principio.

¿Presentación de personajes? Nice. En solo una escena (incluida la leyenda de la abuela) queda claro que Maui es un cretino arrogante; la abuela, una loca de las mantarrayas a falta de gatos obsesionada con los mitos de antaño; Moana tiene alma de aventurera y su padre es sin duda un jefe sobreprotector. Y además nos dicen algo del antagonista: es más poderoso que Maui, y lo que quiere conseguir a toda costa es el corazón robado de Kandrakar Te Fiti.
No, ese no.
Para quien no lo sepa, la película trata de una niña de la Polinesia que quiere desesperadamente salir a navegar, porque ama el mar por encima de todas las cosas, pero su padre, el jefe de la isla, se niega en redondo. Al final esta muchacha acaba embarcada en un viaje con un semidiós para devolver a la diosa Te Fiti el corazón que el propio semidiós robó hace mil años. Y les suceden aventuras y todo acaba bien.

Ya sabéis. Disney.

Y más concretamente, Disney de los últimos años, porque parece que la fórmula mágica de “chica chantajea/amenaza a chico para que la acompañe en un viaje lleno de peligros” ha funcionado con Enredados, Frozen y Zootrópolis, así que, ¿por qué no una vez más?

Puesto que he empezado con la presentación de los personajes voy a seguir con el desarrollo de estos.

Moana tiene conflictos, y estos son encantadores y apoyan el núcleo. Y lo mismo puedo decir de Maui, el otro personaje principal.

En el caso de ella, voy a hablar de alguna escena que lo ilustra todo muy bien. Como decía antes, Moana está muy dividida entre cumplir su rol dentro del pueblo (próxima jefa de la tribu) y lo que realmente desea. De hecho, ese parece ser el motivo por el que el mar la elige para devolver el corazón de Te Fiti: su deseo de ayudar a los demás.

También se les llama fragatas.
Ahora intentad jugar a hundir la flota sin reíros.
La escena en concreto en la que el mar elige a la niña para darle el corazón de Te Fiti es cuando esta es prácticamente un bebé y se acerca al agua porque ha visto una concha en la orilla. Sin embargo, cuando va a cogerla, ve que hay una cría de tortuga que no puede salir al mar porque hay unos rabihorcados acechando para comérsela, así que Moana abandona la concha para ayudar a la tortuga a llegar al agua. Curiosamente, esa dedicación también hace que le cueste mucho decidirse a abandonar la isla, porque le pesan demasiado las expectativas de sus padres y su gente sobre ella.

Otro objetivo que parece tener Moana, y que explicita Maui durante una discusión, es el deseo de sentir que puede hacer algo importante (o simplemente de ser un special snowflake). Me gusta, porque no está planteado de manera consciente en el personaje de Moana, y sin embargo sí vemos que la rutina de la gente en la isla le hastía, por más que intente encajar. Así que sería comprensible que quisiera sentir que su deseo de vivir aventuras está justificado por un ente superior (en este caso el mar). A la vez, Maui se está proyectando, porque él sí desea específicamente ser reverenciado como un special snowflake.

Cuando Moana decide marcharse de la isla es por la conversación que tiene con la abuela, en la que descubre el pasado de su pueblo como navegantes y la misión que le ha sido encomendada: no está escuchando sus propios deseos, sino que su interés por el mar se ve corrompido por las expectativas de su abuela. Ya no lo hace porque lo desea, sino porque se espera algo de ella. Su padre, durante toda la historia, representa el otro extremo de la cuerda, el miedo, y sus responsabilidades a un nivel más cotidiano. El deseo de estar a salvo, la posibilidad de fracaso. Moana está en medio de todo este tira y afloja intentando escuchar su propia voz, lo cual consigue durante su segunda conversación con la abuela (cuando esta parece en forma de fantasma, WTF). Es particularmente acertado y cruel que la señora le diga a nuestra protagonista “Quizás no debería haber puesto una carga sobre tus hombros” (o algo por el estilo). Se está apropiando del deseo de navegar de Moana, como si fuera una responsabilidad más, no hago algo que su nieta llevara queriendo hacer toda la vida.

En cuanto a Maui, su principal objetivo es ser querido por alguien (para superar un trauma de abandono), concretamente por los humanos. Motivo por el que intenta de todas las formas posibles darles dones y regalos con tal de que le adoren. Cuando apareció en pantalla me temía que este personaje en concreto iba a ser soporífero. Está pensado para que desde el principio nos parezca un cretino, y en ese sentido está bien construido. Además, sus tatuajes se mueven y muestran no solamente su pasado, sino el conflicto y la dualidad en este personaje (uno de esos tatuajes es una especie de "mini-yo" que discrepa muy a menudo con el propio Maui).

Sin embargo, lo que más me gusta de este personaje es que encierra un profundo pavor a ser abandonado, a no ser querido por nadie (mil años en una isla tuvieron que dolerle, imagino). Depende de la opinión favorable de los demás sobre él como del aire para respirar. El miedo es también, por tanto, un importante motivador para este personaje. El miedo a ser derrotado de nuevo por el antagonista entra el conflicto con el deseo de salvar a los humanos devolviendo el corazón de Te Fiti. El miedo es constante en el caso de Maui: a no ser amado, a ser derrotado, a decepcionar a los humanos y a perder lo que le hace él mismo (según cree), el anzuelo que utiliza para transformarse en animales y realizar proezas.
Este trozo de la canción lo han traducido por
"Admírame bien, ¡qué bueno estoy!"
No tengo nada más que añadir.
Lo cual hace todavía más… vamos a decir fastidiado que le robe el corazón a Te Fiti. En este apartado me gustaría mencionar de nuevo a Maléfica, porque Disney nos vuelve a presentar una historia en la que un hombre, por egoísmo, le arrebata algo a una mujer que no puede defenderse, algo que además la define (en el caso de Maléfica son sus alas; en el caso de Te Fiti, su corazón, la capacidad de dar vida, algo que por asociación cultural se considera intrínsecamente femenino). Me pareció muy interesante ver otra vez el efecto devastador que tiene ese hurto sobre la víctima, a la que convierte en una criatura destruida y destructora, y me parece también interesante lo mucho que se insiste en esta película en lo importante que es ofrecer reparaciones en la medida de lo posible.

También me resulta absolutamente increíble que Te Fiti le reconstruya el anzuelo a Maui inmediatamente después de la pelea, a pesar de que las acciones de este la hayan convertido en un ser roto durante cientos de años. Supongo que Maui como personaje, en cierto sentido, también cargaría con la culpa de lo que ha hecho, aunque intente justificarlo argumentando que lo hizo por los humanos.

No obstante, es Moana la que acaba devolviendo el corazón. Dejando de lado el claro mensaje feminista (donde la mujer iba a ser a efectos prácticos el chófer del héroe y acaba convirtiéndose ella misma en la heroína), me parece también interesante que Maui finalmente está dispuesto a no ser él el que salve el día y a perder lo que él siente que le convierte en un héroe, su anzuelo, con tal de reparar el daño causado (muy a lo Brave, en ese sentido). También, que al final de la historia no quiera enseñar a la gente de la isla a navegar, porque Moana ya lo domina (momento maestro de los dos mundos), y ha conseguido por fin crear un lugar en el que se va a sentir a gusto dentro de la tribu.

Como personajes también me gustaría mencionar al cangrejo, que, por lo que sabemos, perdió una pata en un combate anterior con Maui y eso le lleva a recubrirse de tesoros para cambiar su apariencia. Su canción es muy reveladora en ese sentido, en especial en la parte que menciona cómo la abuela de Moana le habló a su nieta de ser fiel a su interior y de cómo él considera que es mejor ser brillante y bello (bello en cursiva porque sobre gustos no hay nada escrito, y porque mucho brillo, sí, pero, Dios, qué fea es la cara de subnormal del cangrejo).

Como me comentó en su momento Ortiga, incluso el pollo que les acompaña durante el viaje y hace de comic relief acaba desafiando las expectativas de Moana sobre él. En una de las últimas escenas no comete la estupidez de siempre de comerse el corazón de Te Fiti, sino que lo pone a salvo.

Haceos una idea.

Los únicos personajes que no me cuadran mucho son los piratas-coco, que me parece que no tienen mucho sentido con el núcleo más allá de que, a pesar de su apariencia adorable, son unos bichos muy chungos (así que desde luego desafían nuestras expectativas y las de la protagonista, supongo).

Maui y Moana evolucionan. Él escoge enfrentarse a su miedo y reparar su metedura de pata incluso a costa de perder lo que según él hace que los humanos le valoren, y ella escoge su propio camino (literalmente le pide al mar que se abra en dos, vaya).

El miedo y las expectativas, como habréis podido ver, juegan un papel fundamental en los personajes. Por eso el núcleo de la película apuntaría en la dirección de “no tengas miedo. Sé quien realmente eres, no lo que los demás esperan de ti”. De nuevo un mensaje contra el miedo, como en Zootrópolis. Y como en El viaje de Arlo, que acabo de recordar que es de Pixar, y por tanto de Disney también.

Tengo que admitir que la canción del cangrejo al principio me dejó loquísima, pero me gusta mucho la escena en la que todo se queda a oscuras y la luz del bicho desvela los secretos ocultos de Maui. Me parece que funciona muy bien como metáfora, como desarrollo del personaje y de su relación con Moana y que justifica su comportamiento insoportable. El tipo deja de caerme mal y todo.

Otra escena que me gusta es el remake del momento Mar Rojo que hace Moana, donde en vez de huir del antagonista, le planta cara (ha sabido ver más allá) e intenta arreglar las cosas. Y se abren las aguas. Moana toma el control y salva el mundo en lugar de Maui. Me gusta la idea de que ser especial consiste a veces en saber escuchar y enfrentarse al conflicto, no en que alguien te diga que has sido elegido.

Hablando del conflicto, al final de la historia este se resuelve, ya que Moana logra ser ella misma de una manera que además cumple con la tradición de su pueblo y que le permite ser una buena jefa, pero en fin, es Disney. Me habría gustado que al menos las islas continuaran muriendo, y/o que Ti Fiti se recuperara más lentamente (un daño como el que le inflige Maui no puede borrarse como si nada), para que la sensación de final feliz no fuera completa y justificara plenamente el tema de los viajes (que después de una vida de miedo al mar abierto la tribu abraza el cambio sin problemas), pero bueno. Maui además recupera su anzuelo y Moana le ofrece un lugar en la tribu.

En ese sentido me gustó más Zootrópolis, donde el conflicto no se resuelve del todo (“todos tenemos limitaciones”), pero los personajes comienzan a caminar hacia un futuro mejor.

Las canciones en general me han gustado, todas son buenas a nivel narrativo (todas las que están en inglés, las otras no las entiendo, así que ni idea), las principales tienen coherencia a nivel musical, y me parecen muy pegadizas. Funcionan bien como diálogo/monólogo de los personajes. La del cangrejo es un tanto estúpida (las rimas del principio… ugh), pero, como decía, a nivel narrativo funciona muy bien.

La verdad es que no recuerdo mucho de los diálogos, porque vi la película hace ya tiempo en el cine. Creo que me parecieron un poco explícitos en alguna ocasión, pero supongo que funcionan. No recuerdo nada demasiado aberrante.

Ahora bien, hay cosas que no me han convencido demasiado.

Por ejemplo, me gustaba la idea de Te fiti como una mujer que duerme tendida en el agua, pero la imagen de ella del final es tan HORTERA que no tengo palabras para describirla. Me imaginaba algo un poco más dark, honestamente.

Y luego está la escena en la que Moana presiona a Maui para que le cuente la historia de, probablemente, la peor depresión post-parto de la historia, en la que la madre de Maui lanza al bebé de cabeza al agua. Y el pobre hombre insiste en que no quiere a hablar de ello y la niña se pone pesadísima hasta que discuten. Habría estado bien que pidiera perdón, honestamente, pero me parece bien que no solo sean los hombres los que no respeten los límites en una historia y que eso se refleje como algo negativo.

Tengo la sensación de que me dejo cosas en el tintero, pero no me apetece escribir más. Así pues, hasta otra.

No os quiere,


Z.

De cómo a Ortiga le da tanta pena...

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De cómo a Ortiga le da tanta pena las pobres excusas de novela que se escriben para el género fantástico que a veces se siente culpable por reírse de él.

Veréis, queridos hierbajos, esto es cierto. Me da pena. Pobre, pobre literatura fantástica: no se merece que se le escriban cosas así. Quiero decir, ¿es que no quedan escritores decentes que quieran darle algo de amor a este arte? ¿Sólo los coñazos con incontinencia verbal se meten a escribir fantasía? Pobre, pobre literatura fantástica.

Me he leído un libro que alguien mencionó en Twitter cuando pedí recomendaciones de escritores españoles hace unos meses. El libro en cuestión se titula La elegida de la muerte, de la madrileña Virginia Pérez de la FuenteMuerte Puente[Zarza: Y tiro porque me lleva la corriente]. Y… en fin, no se trata de un Innombrable, gracias al cielo, pero es un franco despropósito: carece de autoridad o de tensión narrativa de ningún tipo, es terriblemente explicativo, está plagado de momentos informativos para el lector y received text, la puntuación es MUY mejorable (mucho, de verdad), hay más personajes de los que puedan importarle al lector (y que además no aportan nada a la trama [no hablemos del núcleo, que no lo veo asomarse]), el tono es invariablemente coloquial y desenfadado se meta el narrador en la cabeza de quien se meta (nos da lo mismo la malhablada mercenaria-personaje principal que el reyezuelo de algún país), etcétera, etcétera. Diría que «hay tantos fallos que no sé ni por dónde empezar» de no ser porque ya he empezado. Creo que se entiende la idea, ¿no?




En fin, que esta es la sinopsis del susodicho:

«La apasionante fantasía épica [Ortiga: pronto empezamos con el sarcasmo] de una guerrera enfrentada a su propio destino.
Issi, una mercenaria, camina por un campo de batalla cubierto de cadáveres tras una batalla entre Thaledia y Svonda. Entre los muertos hay una niña moribunda. Cuando se inclina para verla, la niña posa un dedo en su frente [Ortiga: fallo de referente] e incrusta [Ortiga: toma, a mí sí que se me incrustan tus palabras] mágicamente en su piel un símbolo plateado, el Öi, antes de morir. Pronto empiezan a suceder cosas inexplicables relacionadas con la muerte [Ortiga: ¿pronto?, ¿pronto, cuándo? Porque llevo un cuarto de la novela y solo he visto suceder una cosa inexplicable], que le provoca un placer casi sexual [Ortiga: ¡¡eeeeeh…!! WTF??!]. Issi comprende que no puede ignorar el Signo, puesto que el Signo no se deja ignorar, otorgándole un poder que no desea. Y poco a poco el Signo se va revelando como algo mucho más poderoso, y mucho más terrorífico, que el simple dibujo que al principio había creído que era.
Los reyes de Thaledia y Svonda están muy interesados en localizarla, uno para hacerla desaparecer, el otro para utilizarla, mientras bregan en un soterrado juego de dominio. La guerra entre los dos países, las luchas internas y el juego político, el conflicto bélico, reflejan el conflicto que enfrenta a la Vida con la Muerte: la inevitabilidad de la Muerte y su unión inextricable con la Vida, que las convierte en enemigas y, al mismo tiempo, en hermanas [Ortiga: ya, gracias por explicarme todo lo que el libro no va a ser capaz de contar por sí mismo. Ayuda mucho]».


No voy a hacer una crítica de este libro. En su lugar voy a copiaros un fragmento para ejemplificar el tipo de texto al que nos estamos enfrentando.

Os pongo en situación. Hay un tipo, antiguo amante de la prota, que, por una serie de circunstancias, acaba enrolado en un ejército en contra de su voluntad y fingiendo que es un juglar. El hombre en cuestión es en realidad una saqueador de cadáveres y para mantener su tapadera se limita básicamente a negarse a las peticiones de los soldados de que les cante/componga algo. En un momento dado, no obstante, ya no puede negarse y tiene que improvisar sobre la marcha unos versillos.

«—¿Qué sabes tú de los muertos de Khuvakha [Zarza: Tu Vaca. Por eso se ríe la muy sádica], juglar? —inquirió el soldado, suspicaz, echando un par de ramitas al fuego y frotándose las manos para limpiarse el polvillo de madera que se le había quedado adherido a las palmas [Ortiga: ¿polvillo… de madera? ¿Quieres decir serrín? Qué avanzados y bien preparados están estos soldados de sociedad medievalesca, que las ramitas las cortan con sierra]. Keyen tragó con dificultad [Ortiga: esto sería párrafo aparte].

—¿Crees que iba a desaprovechar una ocasión así de escribir una saga? —preguntó, fingiendo sorpresa [Ortiga: gracias por la explicación, narrador]—. ¡Mil muertos, el campo cubierto de sangre, los grajos chillando, las nubes cubriendo el cielo! ¡Seré famoso, y el rey me abrirá las puertas del palacio de Tula Llevas y me dará de comer ostras y pavo con sus reales deditos!

—Oigámosla —interrumpió la voz del soldado que había reclutado a Keyen, el que ahora sabía que ostentaba el rango de teniente [Ortiga: y no me hagáis empezar a hablar de referentes].

Keyen levantó la cabeza y miró hacia arriba. Kamur lo observaba con el ceño fruncido, pero, igual que habían hecho cuando le dijo que era un juglar [Ortiga: no, en serio, no me hagáis empezar], sus ojos brillaban con un interés fuera de lo común en un soldado curtido como él. Keyen se atragantó con el pan ázimo, tosió y carraspeó.

—Sólo es un proyecto, teniente… —se excusó, pero Kamur hizo un gesto brusco [Ortiga: «gesto brusco», muy específico. Lo veo] y Keyen enmudeció al instante.

—Oigamos tu proyecto, entonces —dijo en un tono que no admitía réplicas [Ortiga: received text]—. Quizá alguno de nosotros pueda echarte una mano con las rimas. Nern, dale tu vihuela.

El tal Nern, un soldado joven de aspecto ausente, pareció despertar como de un sueño [Ortiga: se despertó de un sueño, plot twist!]. Se sentaba un poco aparte del grupo, tañendo con aire soñador un instrumento que de vihuela sólo tenía el nombre: un palo retorcido y burdamente lijado, una caja de resonancia llena de bollos y bultos extraños y que recordaba de forma sospechosa a un melón vaciado [Ortiga: porque los melones tienen bollos y bultos extraños por todas partes. Como todo el mundo que come melones sabe], un número indeterminado de cuerdas, cada una de las cuales sonaba como buenamente los dioses le daban a entender [Ortiga: ¡cuánta originalidad! Dame más received text, todavía no me he cansado] cuando el chico las frotaba con el arco redondeado, que tenía más cerdas sueltas [Zarza: que una piara desbocada O.O] que sujetas a uno y otro extremo. Y, sin embargo, el muchacho lograba sacar de aquello una melodía bastante agradable. "Debe de estar enamorado", se burló Keyen para sí, alargando la mano para coger el deforme artefacto.

Pellizcó una cuerda al azar [Ortiga: más referentes], y sonó un "boeeennnggg" irreconocible. Trató de poner cara de experto mientras manipulaba la clavija, poco más que un trozo de palitroque inserto en un agujero practicado en el mango. "Pongamos como hipótesis que esto es un la… [Ortiga: un la…¿úd? Pero ¿no era una vihuela? Ah, espera: un La. Coño]".

[Ortiga: está bien, olvidemos por un momento que no tengo nada claro que la autora de este libro conozca la diferencia entre un juglar y un trovador. Olvidemos, también, el hecho de que un "juglar" cuyo sustento depende de componer canciones viaja por ahí sin un instrumento propio y esto no hace que los soldados se muestren suspicaces. Está bien. Mi pregunta es la siguiente: ¿cómo de tonto es este personaje como para no ser capaz de salir del atolladero simplemente alegando que con ese instrumento cochambroso no se puede tocar?]

Jugueteó con las astilladas clavijas hasta que se rindió. "Tendré que conformarme con esto", suspiró. No se le daba demasiado bien improvisar, pero al menos no sería la primera vez que cantaba. En las tabernas solía cantar a menudo. A menudo, también, acababa con una jarra de cerveza derramada sobre la cabeza. Carraspeó sin atreverse a mirar a nadie, con los ojos clavados en la vihuela, que parecía sonreír con anticipación. "Piensa, piensa…"[Ortiga: falta puntuación terminal]¿Cómo demonios se componía una égloga? ¿Rimaban todas las frases, sólo las pares, sólo las impares, sólo las que encontrasen por casualidad una rima con otra palabra anterior…?

Se mordió el labio. "A lo mejor vuelvo a tener suerte", se dijo, no muy convencido. Hasta ese momento no había tenido ningún problema para hacerse pasar por un juglar [Ortiga: porque parece ser que esta gente no ha visto un juglar en su vida]. Sólo tenía que quejarse mucho y buscar el favor de los mandos: era lo que hacían todos los juglares [Ortiga: gracias por la explicación, narrador]. Cogió el arco y empezó a tocar la vihuela, buscando la mejor forma de empezar la canción.

Las palabras acudieron a su mente como si alguien se las dictase al oído [Ortiga: oh, por favor, ¡para! No puedo soportar tanto derroche de originalidad]. Y ese alguien, curiosamente, tenía voz de mujer.

El sol se oculta, casto, tras las cumbres
de nieve llenas, blancas, altas, negras
y la hora llega de encender las lumbres.
Más allá do mira la luna plena,
la vista aparta, triste, afligida,
y deja el manto negro de la pena.
Bajo el llanto de la luna encogida
los cuervos negros hallan su sustento,
carne muerta, palpitante, ungida.
Los muertos yacen tibios bajo el viento,
la sangre empapa, roja, la llanura,
y sólo queda Ella con el Tiempo.
Avanza entre ellos con holgura,
se detiene, mira, elige uno,
y le da una patada, la muy burra!

[Ortiga: con la poesía no me voy a meter porque el propio personaje ya ha afirmado que no se le da bien esto, y además no tiene por qué saber lo que significan las palabras que está usando, ni que lo que dice no tiene sentido.]

Un coro de carcajadas acogió la última frase. Keyen se interrumpió bruscamente, y dejó la melodía en una nota falsa, que resonó unos instantes en la noche antes de perderse. "Idiota, idiota…"[Ortiga: falta puntuación terminal]¿Cómo iba a seguir asegurando que no había estado allí, si sabía tantas cosas de aquella jornada, cosas que sólo podía saber quien hubiera visto el campo de batalla? Como por ejemplo, Issi… [Ortiga: no cierres incisos que no has abierto] Si alguno de aquellos conocía a Issi, la habría reconocido al instante. Sus patadas eran legendarias.

[Ortiga: alucino. De verdad. "¿Cómo iba a seguir asegurando que no había estado allí, si sabía (…) cosas que sólo podía saber quien hubiera visto el campo de batalla?". Sí, por supuesto, cosas como… que había cadáveres y cuervos alimentándose de ellos. ¿Dónde se ha visto semejante resultado de una batalla? ¡Es inconfundible! Y la descripción de la "legendaria" patada de Issi, ¡tan específica!, ¡cualquiera la reconocería! Te has condenado tú solo, "juglar". Francamente, no sé si todo este párrafo se supone que sea sarcasmo, una exageración o algo literal. Tampoco sé si pertenece a la voz del narrador o se supone que sea una incursión en la conciencia del personaje. Y, la verdad, no sé cuál de esas opciones me parece peor.]

—Aquí me he quedado —se disculpó, y le devolvió la vihuela a su propietario con una inclinación de cabeza».

Pues aquí me he quedado yo también.


Se acabó. A otro libro... mm... armadillo [:D].

Caraval, de Stephanie Garber

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Título: Caraval
Autora: Stephanie Garber
«Recuerda, sólo es un juego… Scarlett Dragna nunca ha abandonado la pequeña isla en la que ella y su hermana Tella viven bajo la vigilancia de su estricto y cruel padre. Desde hace años Scar sueña con [Zarza: derrocar a Mufasa] asistir a la celebración anual de Caraval mascarada artificial, unos legendarios juegos que duran una semana y en los que la audiencia participa para ganar el Gran Premio.
Caraval es magia, misterio y aventura. Y para Scarlett y su hermana representa la libertad y poder huir de su padre. Ahora que está a punto de casarse con un hombre al que nunca ha visto, Scar cree que su sueño nunca se cumplirá. Pero justo dos semanas antes de la boda recibe las tan ansiadas invitaciones a los juegos del hambre.
Sin embargo, una vez allí nada sale como espera: Legend, el Maestro de Caraval, secuestra a Tella y Scarlett se verá obligada a entrar en un peligroso juego de hambre amor, sueños, medias verdades y magia en el que nada es lo que parece. Real o no, sólo dispone de cinco noches para descifrar todas las pistas que conducen hacia su hermana, o ésta desaparecerá para siempre…»



Z.: Y el premio es un deseo. Como cuando soplas un diente de león. Solo que cuando la protagonista está llegando a la entrada de Caraval pasa junto a una tienda en la que venden semillas para cultivar deseos (y sí, también estrellas fugaces, para lo mismo, supongo). Llamadme loca, pero yo habría atracado esa tienda y me habría ahorrado las ansias competitivas en el juego.

O.: En fin, ¿cómo os diría yo, hierbajos? Me siento estafado. ¡¿Dónde está mi deseo?![Zarza: eso nos preguntamos todos cuando nos dijiste que eras asexual.]

Como es de Mala Hierba ser agradecida, comenzaré esta crítica agradeciéndole a Planeta los ejemplares que nos ha dado y la invitación para participar en su evento. Es la primera vez que una editorial nos regala un libro, como ya comenté por Twitter, así que estamos todas muy emocionadas al respecto. Otro tema diferente es si la editorial estará tan contenta y dispuesta a repetir la experiencia después de esta crítica.

Z.: Gracias, Planeta. Aunque para la próxima me gustaría un libro un poco mejor. Si se puede.

O.:Comencemos hablando de la sinopsis.
++++++++++++++++++++++Tengo dientes y surcos,++++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++++Un secreto sé guardar,+++++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++Doy vueltas y no soy tiempo,++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++Si me pierdo no podrás entrar.+++++++++++++++++++



O.: Desde luego, si este libro quería hablar de cómo la protagonista no tiene oportunidad ni derecho a tomar sus propias decisiones y esto va a seguir siendo así aunque termine metida en un carnaval mágico en una isla secreta en mitad del océano, Stephanie Garber lo ha bordado. No, de verdad, le han quedado unos visillos la mar de coquetos [Zarza:¿quéééééé…? Ortiga:¡porque los ha bordado! :D].

Hablemos de la trama. Pedazo de fumada mental. El libro comienza manteniendo un cierto nivel de lógica básica, pero pronto pierde el norte y no deja de degradar hasta el final. El último cuarto de la novela es, de hecho, una competición de wtf muy reñida. Como que llega un punto en el que tú como lector tiras la toalla y te resignas a dejarte llevar por el absurdo, porque no hay mucho más que hacer. A ver dónde acaba todo.

Z.: Resumen de la trama: Westworld veneciano + El castillo La isla ambulante de Howl.

Hermana alocada y soñadora,
hermana realista y preocupada.
¿Os suena?
O.:La historia parte de la premisa que ya nos da la sinopsis, nada demasiado original: dos hermanas cuyo padre es un maltratador mu' loco y mu' malo. Llega una invitación a un juego mágico raro a pocos días de que vaya a celebrarse la boda de la hermana mayor, quien tiene todas sus esperanzas puestas en sus esponsales como billete que las sacará a ella y a su hermana de la terrible influencia del colgado de su padre. Por avatares diversos, las dos hermanas acaban en el ya mencionado evento mágico raro, cuyo director es una figura MISTERIOSA y parece ser que muy perversa (y un tanto psicótica [y tiene por ahí un enredo de faldas, pero me han cambiado la versión tantas veces que casi que me ahorro tener que explicárosla porque al final no me he enterado de mucho]). En fin, las cosas se lían, la hermana pequeña es secuestrada y la mayor se ve obligada a entrar en la competición para poder rescatarla, y pasan la tira de cosas aleatorias y confusas.

Se supone que el concurso es un juego de pruebas que hay que superar, en plan gymkana, y el premio es un deseo. Solo que en realidad se parece más a un ir caminando por la calle y a ver por dónde suena la flauta, porque no es como si hubiese acertijos que resolver ni pruebas concretas que realizar.

¡Ah! Y la madre de las dos hermanas desapareció hace años, se supone que las abandonó, y todos sabemos lo que eso significa. Dun dun duuuun. Y toda la pesca.

Todo este lío lo aderezáis con escenas y más escenas ensalzando la figura del hombre como protector y la imposibilidad de la mujer para tomar sus propias decisiones de manera libre y no coaccionada o que se tomen en serio sus palabras sin tildarla de loca y dudar de su versión de los hechos. Los visillos, preciosos, ya lo he dicho.

Z.:Lo peor de todo es que todo sea tan fucked up pero sin propósito. Porque si todo el retorcimiento y el subtexto siniestro de la novela fuera intencionado, para ponernos los pelos de punta sobre la impunidad y la falta de consecuencias, sería maravilloso. Horrible, pero maravilloso. Y he mentido, lo peor de todo no es esto. No. Lo peor de todo es que la autora hace un pobre intento por ahí de hablar precisamente de lo que estoy hablando (cuando a la protagonista le preguntan por qué el toque de queda en Caraval es durante el día, o cuando aparecen los túneles). Pero aparentemente todo se queda en nada. Un mal sueño, una pesadilla. Ríete ahora que estás despierto.

Zarza:let it go, let it go!!
O.:La autoridad de la voz tiene sus más y sus menos. El narrador es omnisciente, pero se centra en la conciencia de Scarlett. Lo más llamativo, en cuanto a autoridad emocional, es la sinestesia galopante de la prota, que nos presenta algunas imágenes realmente fantásticas (y hace coros geniales en torno a la figura del padre). La autoridad racional, sin embargo, se ve afectada muy negativamente por dos elementos: la tendencia a la exageración (este es un recurso que hay que saber usar para que le dé más autoridad a la voz, no que se la reste) y los recurrentes cheating at narration en los que se nos presentan y describen escenarios que la protagonista no debería ser capaz de apreciar.

Más cosas: personajes.
++++++++++++++++++++En un castillo redondo,++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++++doce caballeros+++++++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++++de guardia están;++++++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++++un flaco lancero++++++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++y un gordo escudero+++++++++++++++++++++
+++++++++++++++++++++marchan al compás.++++++++++++++++++++++

La prota aprende cosas por el camino, el típico «aprender a vivir» y tal. Bueno, mentira: eso es lo que nos perjuran las explicaciones que el narrador nos lanza a metralleta, pero va a ser que no (volveremos a este punto más adelante). Sin embargo, lo más llamativo es la cantidad de cosas perturbadoras que sufre y presencia la niña durante toda la historia y que no parecen dejarle la más mínima muesca emocional. Es terriblemente decepcionante y por completo increíble. La coherencia psicológica no es el fuerte de esta autora, me temo.

La prosa: en la traducción se cuelan algunos anglicismos, además yo ahorcarían sádicamente todos los puntos suspensivo dentro de párrafo, las explicaciones se comen las páginas, en la mayoría de ocasiones no se nos proporciona una adecuada selección de elementos para situar la escena. Lo único que me ha llamado la atención en el sentido positivo son, como ya he mencionado por ahí arriba, las sinestesias: la protagonista no solamente asocia colores a emociones, sino que mezcla texturas con colores y además las localiza en el espacio; me he sentido como en casa.

Ortiga: igual nos hemos pasado un poquito. Digo.
Zarza: este hombre dirige el rodaje de El diario de Noah.
Z.:Otro aspecto positivo es el tema de las desfamiliarizaciones. Uhm. Cuando he escrito «positivo» algo en mí ha maullado lánguidamente. Normalmente me parece que este recurso se usa muy poco. Demasiado poco. En esta novela, teniendo en cuenta el nivel de wtf, lo poco situada que está la acción y la borrosa (intencional, sí, pero exasperante) línea entre realidad y magia, diría que me sobran unas cuantas.

Nunca pensé que llegaría el día en que diría esto.

Casi todas las desfamilizarizaciones que aparecen son sinestesias, por cierto, pero hay alguna por ahí que, en un alarde de ingenio, se atreve a probar otras cosas.

Ay. Necesito deciros algo. Me gustan las sinestesias tanto como a la que más. Hacía mucho que sentía que faltaba en mi vida un personaje que pudiera ver las cosas así, en términos de asociaciones aparentemente peregrinas para el resto del mundo. Así que gracias, Stephanie Garber. Pero te odio, Stephanie Garber. Porque tenías el personaje perfecto para hablar de cosas fascinantes y de esa línea difusa entre realidad y magia sin aclarar de cuál de las dos se trataba. Un personaje que percibe la realidad de una manera tan poco real podía dejarnos permanentemente con la duda de si lo que acaba de suceder es un sueño, magia, setas alucinógenas o una persona que siente las cosas de forma muy distinta a los demás. La línea seguiría siendo difusa, si es que querías que ese fuera el núcleo, Stephanie Garber. Pero no. En lugar de eso, utilizas la sinestesia para ser horriblemente explicativa, y añadir kilos y más kilos de redundancia a tus páginas ya repletas de ellas. Te odio, Stepahnie Garber. Esto duele.

Nunca pensé que acabaría harta de desfamiliarizaciones y sinestesias. Cielos. Y sin embargo, aquí estamos.

¿Sabéis un poco la sensación que tengo? Los impulsos homicidas de cuando alguien te cuenta un sueño. Uno largo. De los que mola soñar, pero a nadie le gusta que le cuenten. Es un sentimiento que no está muy socialmente aceptado, y te toca sonreír y asentir como un perrito de los que pones en el coche porque les tiembla la cabeza cuando frenas. Pero en realidad quieres matar a alguien. Para más señas, a la persona que te está contando el sueño.

Así me he sentido durante todo el libro. La certeza de que las cosas están pasando porque sí (o peor, porque «¿por qué no?») y no van a ninguna parte. No hay intención comunicativa de conjunto. Cero. Kaput. El posible crecimiento de los personajes se lo carga el final.

A pesar de ser casi un mundo aparte, Caraval no tiene una lógica propia, solo una sucesión de personajes planos que intentan que la protagonista avance en el juego (lo llamo juego un poco por no ponerme a malas con el tipo que haya escrito la sinopsis, pero, vamos, que esto se parece tanto a un juego de verdad, como dejar de tu prima de tres años te gane al Monopoly). Ni uno solo de los personajes secundarios que danzan de vez en cuando por las páginas intenta ponerle las cosas difíciles a la protagonista, y lo único que hace que ella no avance tan rápido es la desconfianza que le tiene a todo el mundo. Esa falta de lógica se extiende al narrador. Para el narrador y los personajes, que a un personaje le hagan un corte es una tortura (dicho con voz seria), pero los juegos mentales del final son una treta inteligentísima para resolver el conflicto sin ningún tipo de consecuencias (morales, psicológicas, pfff) para la protagonista.

Lovely, no me digáis que no.

O.: Muy bien, una vez aclarado todo esto, hablemos de ejemplos concretos. A partir de este punto, there be spoilers. Avisados quedáis.

Z.: Esta es la parte en la que nos reímos y nos admiramos con algunas de las mejores sinestesias de Stephanie Garber.

Aún no te he perdonado, Stephanie Garber, quiero que lo sepas.


Núcleo

La idea es que Scarlett crezca como persona porque aprenda a salir de su zona de confort, porque esté dispuesta a VIVIR por su hermana, sin embargo en el clímax lo que se le pide es que esté dispuesta a morir por Tella, algo que ya estaba dispuesta a hacer desde el principio.


Sinestesias

Esta en concreto es un poco tonta, pero a mí me ha gustado. La protagonista identifica el deseo con el color miel, y en Caraval hay muchas cosas doradas y opulentas.

Una de las mejores sinestesias del libro, que más tarde se convierte en un coro (aprendes a temer el color y el aroma morados, vaya) es la que identifica el olor de su padre con el púrpura/lavanda. En la primera escena del padre, además, este lleva guantes de color ciruela, «el tono de los cardenales en la piel». Qué queréis que os diga, me parece lovely para hablar de maltrato físico.

Cuando la protagonista se pincha el dedo (duerme, Aurora, duerme) para entrar en Caraval, se encuentra detrás de unas cortinas rojas, y de pronto todo le parece más real, y siente que hasta puede saborear el rojo de las cortinas (sentir más se convierte en sentir otras asociaciones sinestésicas a las habituales, qué fantástico), y piensa en tarta de chocolate empapada en vino. Encanto de criatura.


Subtexto

Esta en principio la iba a dejar sin poner, pero he releído mis notas y me ha hecho tanta ilusión verla… ¡Hay un escena con subtext! Y es uno que rompe la realidad compartida, así que es maravilloso. Cuando el padre pilla a las hermanas con un chico (un ligue de la hermana de la protagonista), las dos chicas empiezan a echarse la culpa mutuamente (a esas alturas ya sabemos que el tipo las pega cuando alguna «comete un error»). Ten hermanas para esto, dioses. Pero luego resulta que es que el padre castiga a la hermana que no ha metido la pata, así que culpándose la una a la otra están intentando salvarse. Me diréis que no es un encanto. Por supuesto, tarde o temprano todo se explicita, pero durante unos momentos estuve muy confundida hasta el momento de revelación y, aunque breve, fue fantástico.


Da fuqs varios

++++++++++++++++++++Una mentira y un credo++++++++++++++++++++
++++++++++++++++++++Por cada espina del tallo++++++++++++++++++++


En fin, al menos me he reído, así que no me voy a quejar demasiado. Echadle un ojo al libro si os interesa el tema de las desfamiliarizaciones y la sinestesia, o si tenéis mucha tolerancia a que la gente os cuente sus sueños.


Chichómetro: meh.

Potabilidad: siempre y cuando toleres bien las inocentadas y los sueños mu' largos.

Carcajadas: 3/10

Hablemos de sexo, o... mejor ahorrémonoslo (7)

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Queridos hierbajos, ¿esta sección va a terminar convirtiéndose en un espacio dedicado a temas feministas? Es un posibilidad, no lo niego. La verdad es que últimamente no me faltan precisamente cosas de las que hablar cuando empezamos con este tema.

Hoy quiero hacer una breve… no voy a decir «reflexión», diré la verdad: despotricar. Quiero quejarme. Ha llegado a mi conocimiento cierta información que me toca un tanto las narices. Esta es una válvula de escape como cualquier otra, como siempre digo.


Así que, sí, hablemos de sexo, o... todavía mejor, hablemos de por qué parece que hay quien piensa que las traductoras no existen.





Hola, mi nombre es Ortiga y me licencié en Traducción e Interpretación. Y esta mañana he visto en Twitter que Alianza Editorial va a publicar en su colección Lee Runas el libro The Geek Feminist Revolution, de la estadounidense Kameron Hurley. ¿Quién se encargará de la traducción? El mismo hombre que se encargó de la traducción del anterior libro de esta misma autora: Alexander Páez García. Y aquí viene mi problema, porque tengo un par de dudas y objeciones.

Yo no sabía nada de este hombre en cuestión hasta esta mañana. Pero resulta que miras su perfil público de LinkedIn y, oye, resulta que este muchacho no es traductor. Bueno, cuidao, «traductor» es, dado que traduce, pero la única formación específica que tiene al respecto es un «curso» por ahí perdido en las profundidades de su CV. Nuestro afortunado elegido es graduado en Historia del Arte. Y ya.

¿Que sabe inglés? Pues, oye, bien por él. Saber inglés no te hace traductor. Incluso ser bilingüe nativo no te hace traductor.

¿Que alguien puede resultar ser buen traductor sin haber estudiado la carrera que yo y otras muchas personas como yo hemos estudiado? Pues, mira, sí. Pero yo estaba aquí pensando que haberte tomado la molestia de estudiar una carrera servía para darte algún tipo de… qué sé yo, ¿ventaja?, ¿prueba de que tienes alguna idea de lo que haces?

¿Me estás diciendo que Alianza Editorial no ha sido capaz de encontrar a un solo traductor licenciado/graduado de la nueva remesa que tenemos cada año, que han tenido que darle el trabajo a este graduado en Historia del Arte? Y soy consciente de que lo del puesto de este muchacho tal vez responda a un simple caso de enchufismo de los de toda la vida. Ahora bien, un simple caso de enchufismo se puede convertir en otra cosa cuando a este hombre resulta que se le encarga la traducción de un libro de ensayos feministas.

Tal vez ahora penséis que me estoy pasando. «Loco», «exagerado», «sacas las cosas de quicio» pueden ser algunas de las palabras que aparezcan en vuestra mente. Permitid que termine de exponer mis motivos para posicionarme de esta manera.

Como he dicho más arriba, yo me he licenciado en Traducción e Interpretación. ¿Sabéis lo difícil que es dedicarse a la traducción de manera profesional (y vivir de ello)? Mucho. Que una empresa le ofrezca contrato a un traductor es una cosa ya de entrada rara. La mayoría de traductores se ven obligados a trabajar como autónomos. Los comienzos, además, son duros. Muy duros. En muchas ocasiones te ves en la tesitura de hacer una traducción que enviarle a un posible cliente a ver si le caes en gracia y te da trabajo, una traducción que muchas veces no se te llegará a remunerar, porque es voluntaria, porque es tu «carta de presentación». Si además nos centramos en traductores de ficción ya estamos hablando de un sueño tan bonito como el de ser escritor: no es imposible, pero es terriblemente difícil entrar. Apaga y vámonos.

¿Sabéis cuál era la proporción de hombres-mujeres en mi promoción de la carrera (y no era precisamente la excepción)? Hablamos de una carrera poco concurrida, al menos en la UCM. Unos 40-50 estudiantes para la modalidad de inglés como primera lengua extranjera. De ellos, 4 hombres. Cuatro.

¿Me estás diciendo que Alianza Editorial no es capaz de darle trabajo a una de mis muchas compañeras traductoras para la traducción de un manuscrito que afecta a NUESTRA causa en primerísimo lugar, y sí se lo da a un hombre que, para empezar, ni siquiera conoce la profesión? ¿Tengo que empezar a hablar de la brecha salarial y la desventaja específica añadida a la que se enfrentan las mujeres en el mercado laboral para ponerle la guinda a este pastel, una de cada cuatro mujeres sin trabajo y toda la pesaca?

Diría que me gustaría que esto fuera una broma. Pero no caerá esa breva.

Me parece de vergüenza que una editorial haga esto. Pero también quiero señalar una cosa, y es que el «traductor» es quien acepta un encargo de traducción (máxime si hablamos de un autónomo, como es el caso). Si Alexander Páez García hubiese estudiado Traducción e Interpretación tal vez hubiese aprendido, como yo, que hay encargos que se deben rechazar. Es una cuestión de principios: esta no es su causa, no es él quien debería beneficiarse económicamente de una lucha en la que él NO es el protagonista (o al menos no debería serlo).

Me gustaría saber la opinión que tiene de todo esto la autora, si sabe a quién ha encargado Alianza Editorial la traducción de su obra, pese a los datos de desigualdad en materia de trabajo a los que nos enfrentamos y el hecho de que la mayoría de licenciados/graduados de carreras de Traducción ahora mismo en España son mujeres.

Y así, queridos hierbajos, es cómo un hipotético empleo por enchufismo se convierte en un debate ideológico y una apología de la desigualdad.


Muchas gracias y buenas tardes.




Veamos, hierbajos... ACLARACIONES Y CORRECCIONES VARIAS:

Amo a ve si puedo desenmarañar un poco esta madeja. Pero antes de lanzarme al reto: no voy a modificar la entrada original más allá de añadir estas líneas extra, no me gusta hacer ediciones porque me parece que se presta demasiado a desdecirse y "aaaah, ¡aquí no ha pasado nada!, ¿yo?, ¿yo nunca dije eso?".

El caso, que hay varios puntos que quiero aclarar de todo lo dicho ahí arriba:

1. No. Este post no va de poner en duda las habilidades de traducción de Alexander Páez García. Independientemente de todo lo demás, a fecha de hoy no tengo motivos para ponerlo en duda como profesional. En ningún momento he pretendido decir tal cosa.

2. Una persona puede ser/convertirse en traductor y que sus traducciones sean de calidad sin necesidad de haberse titulado en Traducción e Interpretación. Esto ya lo he dicho, pero parece que hay a quién no le ha quedado claro. Mi objeción se encuentra en la suma de los diversos factores que han ido a juntarse en este caso: tema de la obra a traducir, sexo del traductor, ausencia de formación específica (a día de hoy existe una carrera, y sirve para algo) o larga trayectoria profesional que lo avale, contexto social (machista) en el que vivimos, oportunidad (perdida) de mandar un mensaje.

3. En cuanto a los enchufismos. Se me ha señalado (gracias, @odo) que mi uso de este término es malinterpretable. Bueno, más concretamente, se me ha hecho notar que la mayor parte de la gente no tiene en la cabeza lo mismo que yo cuando se habla de enchufismo.
Para mí enchufismo solo significa que tienes una persona de contacto en el interior que puede hablarle bien de ti a quien corresponda y que así te den un puesto en el cotarro. Una persona a la que meten por enchufe no tiene por qué ser un parásito incompetente, puede (debería, de hecho) tratarse de una persona con unas cualificaciones/habilidades decentes o incluso buenas: la cuestión es que entras porque eres "de confianza", porque alguien se "responsabiliza" de ti. ¿Me estoy explicando? Eso espero.
En mi urticante opinión, esto tiene una cierta lógica: es nepótico, por supuesto (y tiene sus inconveniente e injusticias), pero piensa que cuando tienes una empresa para ti como empresario tiene más sentido y es menos arriesgado contratar a alguien a quien ya conoces y en quien sabes que puedes confiar que arriesgarte con un perfecto extraño. No voy a meterme en sí opino que el enchufismo es más bueno que malo o más malo que bueno y en qué circunstancias, pero la realidad es que existe y en algunos sectores es de hecho casi la única manera de conseguir un trabajo.
La cuestión es que, a fin de cuentas, un enchufado puede ser un buen profesional de su campo o, en los casos menos afortunados, un completo inútil. Hay de todo. No sé cuáles habrán sido las condiciones de contratación del traductor del que hablamos en este caso, pero ya digo que en mi opinión ser un (hipotético, insisto) enchufado no le convertiría necesariamente en un mal profesional. Mis objeciones siguen estando en la suma de factores que ya he mencionado (y no voy a repetir otra vez) y en el hecho de que se ha desaprovechado la oportunidad de mandar un mensaje feminista con actos en lugar de solo con palabras.

Podría seguir divagando sobre este tema, porque lo cierto es que sigo estando ligeramente irritado con la situación, pero lo voy a dejar aquí. Creo que las cosas ya se han salido bastante de padre sin necesidad de continuar repitiendo lo mismo ad nauseam.


Un saludo urticante,
O.

Sorteo Caraval

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Bienvenidos, zarcillos, malas hierbas de todas las edades,

Si habéis curioseado últimamente por el Jardín sabréis ya que nos han ascendido de humilde maleza a plantas de categoría y nos han invitado a un evento editorial. Es más, nos han regalado hasta libros y relojes, así que estamos de buen humor, incluso. También sabréis que nuestra última crítica no estaba completa, sino que faltaban partes, que se hallaban astutamente ocultas en unos boards de tumblr bajo acertijo (para los que no hayáis podido entrar… Probad con una sola palabra, en singular y minúsculas. Y daos un capón de mi parte).

Además de las partes que faltaban, también había pistas, que os van a servir si queréis conseguir el libro del que habla nuestra última crítica, Caraval.

Así es, queridas malas hierbas, sorteamos dos ejemplares de esta novela (uno con los clásicos apuntes en los márgenes de las malas hierbas, porque la risa es muy sana, y una edición no venal en blanco), que se estrena mañana en España y ha sido traducida a unos cuantos idiomas (y la 20th Century Fox por lo visto ha comprado los derechos).

Para participar lo único que tendréis que hacer es ser seguidores del blog y de la cuenta de twitter y mandarnos un email, al que os responderemos con una pregunta (para eso os van a ser útiles las pistas) que debéis contestar correctamente. Y tener buena suerte, vaya. El primer nombre que salga elegido podrá elegir qué versión del libro quiere. El segundo... no.

No mucho más que decir, salvo que el sorteo se realizará este viernes (3 de febrero) y ese mismo día se anunciará el ganador, que debe ponerse en contacto con nosotras para reclamar el premio en un mínimo de dos días o volveremos a sortear la novela.

Para todos aquellos que observaron que no habíamos celebrado el mes de cumpleaños del blog… En fin, aquí tenéis un sorteo de no-cumpleaños para compensar. Lo convalidamos, ¿cierto?

Mucha suerte a todos.

No os quiere,


Z.

Resultado del sorteo Caraval

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Una de las malas hierbas posando para su nueva imagen.
Bu.

Queridas malas hierbas, sois muchos los que lo habéis intentado y los resultados han sido decepcionantes. Como le habéis puesto mucha dedicación no me voy a quejar demasiado (ha habido quien estaba hasta dispuesta a contar los patos de la imagen en la crítica de Caraval, así que me quito el sombrero ante ese nivel de compromiso con el enigma).



Como sabéis, el sorteo iba por email esta vez, en lugar de Rafflecopter, así que los resultados los hemos tenido que obtener de Excel, como en nuestros humildes orígenes (la única forma de hacer esto más casero habría sido recortar papelitos y pedirle a una mano inocente que sacara un par).

En fin. Sin más dilación procedo a anunciar a las ganadoras.

En primer lugar...

¡Marcelita Kuran!

Y en segundo lugar...

¡Lectora Dispersa!

¡¡Enhorabuena a las dos!!

Francamente, me alegro en especial por Marcela porque propuso alternativas muy malvadas como solución al enigma. Creo recordar que ella especificó que quería el libro con anotaciones, lo que dejaría la versión no venal para nuestra segunda ganadora, Lectora Dispersa.

Queridas criaturas, tenéis dos días para escribirme con vuestra cuenta de blogger y vuestro twitter para reclamar el premio (y que podamos comprobar que nos seguís y todo está en orden), así como una dirección postal. Os esperamos.

A los demás, ¡más suerte la próxima vez!

No os quiere,

Z.
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