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Yo también quiero ser escritor (11)

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Bien, bien, hierbajos. Vengo hoy con la última entrada sobre puntuación.

Sé que todos estáis deseando que acabe de una vez con este tema para que podamos dedicarnos a otros menesteres. Y he de confesar que, una vez que ya he hablado del punto y coma, signo que tanto amo, yo también estoy deseando cambiar de tema. Por fortuna para todos, el signo del que vengo a hablaros hoy tiene pocos usos en Literatura, así que la entrada va a ser cortita.

Así que… ¿tú también quieres ser escritor?

Pues sigue leyendo.





Las comillas.

Las comillas son un signo que se usa en pareja y las hay de tres tipos: las de galón (« »), entre muchos otros nombres, las inglesas (“ ”) y las simples (‘ ’). Las comillas de apertura se escriben precedidas de espacio y pegadas a la palabra que las sigue, las comillas de cierre se escriben pegadas a la palabra que las precede y seguidas de espacio (excepto si a continuación de las comillas de cierre hay un signo de puntuación, en cuyo caso no se dejará espacio).

Desde la RAE se nos recomienda utilizar en primera instancia las comillas de galón (que por algo se les llama también comillas españolas). Las inglesas y las simples quedarían pues reservadas para entrecomillar, en ese orden, partes de un texto que ya está entrecomillado: « “ ‘ ’ ” ».

El principal uso de las comillas es a la hora de reproducir citas textuales; no obstante, y dado que ese uso en particular no me interesa demasiado para el tema que nos atañe, diré sólo que, si alguna vez necesitáis saber más sobre cómo puntuar citas textuales, es mejor que os deis un voltio por la ortografía del la RAE (o al menos por el DRAE).

El uso que sí me interesa aquí es que las comillas se utilizan en los textos literarios para reproducir los pensamientos de los personajes en estilo directo. Y recordad que, si el fragmento introducido por las comillas es lo bastante largo como para constar de varios párrafos, se deben colocar comillas de cierre al comienzo de cada nuevo párrafo.

También se utilizan comillas para marcar que una palabra o expresión es vulgar o se está utilizando de manera irónica (para extranjerismos crudos se utiliza la cursiva). Pero cuidado con este uso en literatura: no os emocionéis. Las opciones de marcado ortotipográfico son fáciles y están bien usadas y todo eso, pero os desaconsejo fervientemente depender de ellas de manera exclusiva: ser escritor también consiste en ser capaz de hacer que el lector entienda cuando un personaje/narrador está utilizando la ironía sin necesidad de que poner comillas por todas partes. Usar comillas para marcar un sarcasmo es, en definitiva, como usar un emoticono: depende del registro que estéis empleando, del tono de la historia, del narrador.

Eso es en cuanto a usos de las comillas en Literatura. Quiero añadir ahora un par de apuntes en cuando a puntuación en torno a este signo.

Al igual que sucede con los textos incluidos dentro de rayas de diálogo, paréntesis y otros signos dobles destinados a contener fragmentos textuales, las comillas pueden verse afectados simultáneamente por dos sets de puntuación, uno fuera y otro dentro. El texto en el que el fragmento entrecomillado está incluido tiene su set de puntuación, que se colocará siguiendo las reglas habituales en torno a las comillas: antes de las comillas de apertura, separados por espacio; después de las comillas de cierre, sin espacio. Después, dentro del fragmento entrecomillado hay otro set de puntuación independiente: cualquier signo que abra dentro del fragmento entrecomillado deberá quedar cerrado antes del cierre de comillas (interrogaciones, paréntesis, incisos introducidos por comas…).
Sus palabras fueron: «No lo haré»; pero al final nos ayudó.
Le preguntó al conserje: «¿Dónde están los baños, por favor?».
«¡Qué ganas tengo de que lleguen las vacaciones!», exclamó.

El único signo de puntuación que va por libre en cuanto a estas reglas de puntuación dentro vs. puntuación fuera de las comillas es el punto.El punto se escribirá detrás de las comillas de cierre cuando el texto entrecomillado corresponda a la parte final de un enunciado. Además, si el final del fragmento entrecomillado coincide con el final del texto dentro del cual va incluido, deberá colocarse un punto al final, tras las comillas de cierre, incluso si antes de ellas ya había un signo que marcase cierre (interrogaciones y exclamaciones de cierre, puntos suspensivos).
«No está el horno para bollos». Con estas palabras zanjó la discusión y se marchó.
«¿Dónde te crees que vas?». Esa pregunta lo detuvo en seco.


Y… sip. Se ha acabó la puntuación, hierbajos.

¡Hasta la próxima!


Con amorr,

O.

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